El estímulo en la vida

El estímulo en la vida

A medida que pasa el tiempo asistimos más veces a las funerarias que cuando éramos más jóvenes. Aunque se trata de muertes, eso “es ley de vida”.

A veces se nos muere un ser querido y nos queda esa sensación de malestar, no solo porque murió, sino porque mientras vivió no nos esforzamos en hacerle compañía o visitarlo. Y esto se aplica incluso a vecinos muy cercanos.

Recuerdo el caso de aquel vecino que ultimaron en un atraco frente a mi casa en la madrugada de un día de Año Nuevo. Fue velado en su casa a unos cuantos metros de la mía y fue entonces que pude apreciar lo hermosa que era, o que todavía es, porque ahí vive su madre y la tiene muy bien cuidada.

Cada día me hago el propósito de darle más afecto a los seres queridos y a los que trato cotidianamente, aunque en honor a la verdad, me he puesto un poco haragana, pero insisto en que hay que hacerlo.

Para eso no debemos tener excusa, porque para ir a la funeraria siempre sacamos tiempo hasta de donde no hay.

A veces no nos damos cuenta de cuánto bien le hacemos a alguien con tan solo escucharlo, con prestarle un poco de atención o con visitarlo aunque sean unos momentos, y esto aplica aun a personas que no conocemos, como cuando vamos a un hospital, a un recinto carcelario, a un hogar de niños en condiciones especiales, o algún hogar de ancianos.

¡Cuánto bien se les hace a los niños recluidos en hospitales cuando se saca un tiempito y se les obsequian juguetes y libros, se les leen cuentos y se comparte con ellos!
Igual a los ancianos de los asilos, hay que llevarles alegría, meriendas, compañía; ellos gozan un mundo, porque se sienten acogidos.

Y esto que digo que debe hacerse a nivel personal debe también aplicarse en las instituciones, no esperar que muera un empleado o una personalidad para reconocer sus méritos, o esperar que no pueda disfrutarla para aprobarle una pensión. O ponerle tantas trabas que al final tenga que desistir de ese derecho.

Propongo que elaboremos una agenda con los nombres de nuestra gente para visitarla y darle cariño en vida.

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