El estrés patológico

El estrés patológico

El estrés se ha convertido en parte de la cotidianidad y se le ve tan normal como inofensivo, pasajero… cuestión de echarse unas horas a dormir o tomarse un trago “para botar el golpe”.

Sin embargo, detrás de esa reacción natural del organismo ante situaciones amenazantes, tensas o muy demandantes, se esconden consecuencias importantes para la salud que se harán manifiestas cuando el estrés se vuelva excesivo o se salga de control.

Cuando el estrés propicia un estado de ansiedad o depresión y se pierde el control sobre las causas que lo producen, entonces  se vuelve patológico, capaz de repercutir negativamente en muchas partes del cuerpo. A veces, el estrés puede incluso confundirse con una enfermedad.

Bajo control.  Según explica el doctor Alejandro Cambiaso, coordinador de la Unidad de Salud Preventiva y Pabellones Privados del Hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS), el estrés es una respuesta natural del organismo, pero cuando “se produce excesivamente, trae como consecuencia una sobrecarga de tensión que incide negativamente en el organismo y provoca la aparición de enfermedades que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del individuo desde el punto de vista biológico, psicológico y social”.

Los efectos pueden ir de “sencillos” dolores de cabeza que se repiten con frecuencia hasta convertir el estrés es un factor que contribuya a enfermedades tan graves como el cáncer, al exponer a la persona a sustancias cancerígenas buscando en ellas relajación, como en el caso del tabaco.

“El estrés puede llegar a ser patológico… pasando de  una situación cotidiana a una situación crónica. La manera de afrontar el estrés puede afectar la salud cuando no se canaliza de manera correcta. En ocasiones, como escape al estrés las personas incurren en el uso excesivo de sustancias nocivas como el alcohol, drogas, tabaco y medicamentos no recetados por un especialista, actividades que significan un riesgo importante para el bienestar personal y familiar”, señala Cambiaso.

Además de los dolores de cabeza recurrentes, el estrés se relaciona con síntomas y signos como la hipersensibilidad, dolores musculares y de espalda baja, conversación acelerada, cansancio, aumento del pulso y presión arterial, trastornos de la concentración, inseguridad, calvicie, envejecimiento prematuro y enfermedades adicionales como cáncer, problemas gastrointestinales (gastritis, úlceras, alteraciones en el patrón evacuatorio), cirrosis hepática, trastornos alérgicos y enfermedades de la piel, disminución de las defensas del organismo, disfunciones sexuales, enfermedades pulmonares y depresión, explica el especialista en Medicina Familiar.

Problema de salud pública.  El estilo de vida urbano, caracterizado por situaciones como el costo de la vida, presión laboral, ruido y contaminación ambiental, sumado a posibles problemas familiares o inseguridad, ha hecho del estrés una condición muy frecuente.

“Se ha estimado que aproximadamente el 75% de las visitas a los médicos son para condiciones que se relacionan de alguna manera con el estrés y se considera un factor de riesgo predisponente para las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, que ocupan la primera causa de mortalidad a nivel mundial según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.

De acuerdo con el doctor Paul Rosch, presidente del American Institute of Stress, el estrés se ha convertido en el problema de salud más común en los Estados Unidos, dijo Cambiaso. El galeno, también Jefe del Servicio de Medicina Familiar y Atención Primaria del Hospital Militar Dr. Ramón de Lara, asegura que por el impacto que tiene el estrés a nivel biopsicosocial se ha convertido en un problema de salud pública mundial, lo que ha llevado a que muchos centros de salud hayan creado unidades de salud preventiva,  y muchos son los centros de salud que identificando esta problemática han creado centros de medicina preventiva, como es el caso del HGPS.

10 pautas para Controlar y prevenir el estrés

1.    Identifique la causa o causas para poder tratar el estrés.

2. Cuide su alimentación llevando una dieta equilibrada.

3.  Evite el exceso de alcohol y tabaco.

4.  Haga ejercicio de manera regular.

5.  Sea expresivo y no guarde sentimientos ni situaciones que lo hagan sentir tenso y deprimido.

6.  Sea optimista y rechace los pensamientos negativos.

7.  No se comprometa  con más obligaciones de las necesarias. 

 8.  Relájese mediante ejercicios de respiración, masajes antiestrés, escuchando música clásica y lecturas de su interés.

9.  Planifique lo que tiene que hacer en el día, siendo organizado puede utilizar y controlar mejor su tiempo.

10.  Realice anualmente un chequeo médico integral-preventivo.

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