El flamante burgomaestre de la Ciudad de los Colones, David Collado, inició sus faenas de aseo encaramado en el estribo de un camión compactador, y ahí tendrá que procesar además de los deshechos sólidos, los de otra magnitud que involucran el desastre que le endosó la gestión miserable e irresponsable de quien se hace llamar Roberto Salcedo, con un déficit de RD$1,500 millones que amerita una acuciosa auditoría de Price Waterhouse o Grand Thorton.
Pocas veces en la cinco veces centenaria ciudad de Santo Domingo el alcalde enfrenta tantos aplazados retos como el actual, precedido por el respaldo del más añejo y poderoso consorcio nacional-italiano, la demostración de respaldo de los munícipes que siendo un desconocido, lo escogimos como alternativa desesperada a la anomia del doble cómico que lo precede.
En una recepción que los diarios reprodujeron el día 22 de este mes, lo más selecto de la oligarquía compartió con el nuevo alcalde de la ciudad donde se asienta el Poder Ejecutivo, Judicial, Congresional, las embajadas y consulados, los grandes mall, matriz de las grandes tiendas, es decir, el sumun de las instancias superiores, y ante tanto respaldo, David Collado está compelido a no fracasar.
“Me llevo de encuentro a quien atente contra la transparencia”, y aunque así pregonan todos, comenzando por los gobernantes, los munícipes del Distrito Nacional tenemos los dedos cruzados para que esta alcaldía supere las lacras y la anomia heredadas: el rescate de los espacios públicos copados por haitianos con mesitas en las esquinas, en su gran mayoría; organizar el tránsito; acarrear 40 toneladas de sólidos diarios de noche; construir un relleno sanitario; varios parqueos; rejillas en las alcantarillas; drenaje pluvial; nivelación de registros.
Una gestión envarada, donde demostrará si acertamos o nos equivocamos.