El ex Distrito Nacional, el voto: un análisis desenfadado

El ex Distrito Nacional, el voto: un análisis desenfadado

Años y años de inversiones, privilegiando algunos espacios urbanos, habían diferenciado de manera significativa los barrios y ensanches del ex Distrito Nacional. La combinación de  inversiones públicas y privadas, recuperando terrenos centrales, provocaron la expulsión de importantes segmentos de la sociedad hacia los extremos, poco a poco, se formaron nuevos barrios marginados, en los bordes  semi rurales (Los Alcarrizos, Pedro Brand, Hainamosa, Las Américas) contrario a lo que el visitante miraba con asombro en los años 70, donde la pobreza irrumpía al doblar de una esquina.

Entonces, la Ley 163-1 del 2001 dividió ese espacio absolutamente heterogéneo, en dos provincias y nueve municipios.

En  pocas palabras, es por eso que  a los municipios de la provincia les falta centralidad urbana, concentración de los equipamientos, en particular la vialidad, carecen de identidad, son socialmente muy heterogéneas,  en resumidas cuentas: no son ciudades. Son divisiones-municipios, no crean urbanidad,  no irradian cultura urbana. Son esos productos de la economía neoliberal, permisiva y excluyente al final, que urbaniza sin piedad, tierras agrícolas, urbanas a medias (Invivienda, 1982-1986) algunas tienen,  lo que las otras, no, se vacían de día, son lugares de tránsito (intransitables)  y se comportan como ciudades dormitorios, no producen calidad de vida.

En el Distrito Nacional, producto de las grandes inversiones de los gobiernos precedentes (1966-1978) inversiones viales, multifamiliares y obras monumentales;  1986-1996, la renovación urbana  que expulsa miles de familias en los limites),  se encarecen las tierras y los alquileres, cambio el uso del suelo, se “verticalizó” (complicidades en el Ayuntamiento), malls, torres y plazas comerciales organizan una cierta homogenización social y conforman un sentimiento de identidad y de privilegios, que no se quiere hipotecar. La clase media afincada en el Distrito Nacional  teme un gobierno municipal del PRD por miedo a perder esa situación y proyecta esa conservadora percepción, de privilegiada, con su voto a un síndico, que demuestra que sí lo es.

En cuanto a los municipios de la provincia Santo Domingo, reflejan sociológicamente las clases populares que siempre han apoyado el PRD, exceptuando  Santo Domingo Este que tiene por primera vez, un síndico Juancito Sport, que se le parece; por eso lo reelige.

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