El excremento del demonio

El excremento del demonio

Desde los tiempos más remotos, el petróleo ha delatado su presencia, subyacente en el Próximo Oriente. En los desiertos, en las montañas y en los mares, los llamados «fuegos eternos del Irak» han ardido durante milenios, sin que los habitantes de esas regiones imaginasen, que el mismo se convertiría, en la actual etapa de la humanidad, en una especie de droga de la civilización.

Informaciones de carácter técnico, que datan del siglo 19, se refieren a los yacimientos de ese mineral en el Próximo Oriente, particularmente en el área del Golfo Pérsico. Y consta históricamente, que los egipcios embalsamaban a sus faraones muertos, con destilados del petróleo procedentes del mar Rojo y del desierto occidental. En la Biblia, en Plinio el Viejo, en Herodoto, y en los relatos de numerosos viajeros antiguos, hay abundantes noticias que relacionan el empleo del petróleo en múltiples formas, ora como objeto de culto, u ora como medicamento, y aún como afrodisíaco.

La presencia del petróleo fue fuente de energía, a nivel mundial, data de tiempos relativamente recientes. El año 1910, el secretario de la Marina de los Estados Unidos de América, presentó un proyecto al Congreso, tendiente a modernizar la construcción de seis acorazados, los cuales serían impulsados por «máquinas Diesel a petróleo». Y dos años después, el Primer Lord del Almirantazgo inglés, Winston Churchill, solicitó «como una decisión formidable», la conversión de la flota británica, de carbonífera a petrolera.

Valga consignar, que pese al predominio anglofrances, por casi cien años, en todo el Medio Oriente (Irán, Irak, Kuwait, Qatar, Egipto, El Líbano y los Emiratos árabes), los primeros concesionarios petrolíferos de la región no fueron los ingleses, norteamericanos, franceses y holandeses, sino los armenios o tártaros, que hace más de cien años explotaban los grandes yacimientos del Cáucaso, situados bajo las orillas del mar Caspio. Y en la actualidad, los grandes yacimientos del Bakú, los administra un monopolio ruso, que no mantiene relaciones con las grandes empresas monopolísticas europeas y norteamericanas.

Igual que el oro, el petróleo despierta la codicia de los hombres y de los gobiernos. Y las sórdidas duplicidades políticas existentes tras los acuerdos de cada concesión petrolera, han influido decisivamente en la historia del Próximo Oriente, desde los días iniciales del siglo XX, hasta los del presente.

La milenaria Bagdad, escenario de los pintorescos episodios de «Las mil y una noches», es en la actualidad el epicentro de acontecimientos que no solo influirán en la política interna de los Estados Unidos de América, sino que eventualmente, podrían influir en la paz mundial. Bagdad es actualmente, una especie de laboratorio de la geopolítica internacional. Irak es el tercer país productor de petróleo, y en torno a él gira, de cara al futuro, el desarrollo de los países industrializados. Como se recordará, hace ahora catorce años, dieciocho naciones lidereadas militarmente por los Estados Unidos de América participaron en un supuesto rescate de la libertad de Kuwait, un emirato de apenas cien por ciento veinte kilómetros cuadrados de extensión. Pero la intencionalidad del rescate tuvo que ver con la ocupación del emirato por el ejército de Irak, y su eventual extensión hasta la Arabia Saudita, lo que le confería al dictador Sadam Hussein, el dominio de la economía del petróleo, a nivel mundial.

Para nosotros los dominicanos, el empleo del carbón mineral -substrato del petróleo- como combustible para la flota de guerra de los Estados Unidos en el área del mar Caribe, estuvo unido por muchos años a la pervivencia de la independencia nacional. Los Estados Unidos contemplaron, bajo los gobiernos de Buenaventura Báez y del General Cabral, el arrendamiento o compra de la bahía de Samaná, para convertirla en una estación carbonífera.

Y en su «Historia General y Natural de las Indias», Fernández de Oviedo se refiere a la afluencia de una «agua bituminosa», en la provincia de Azua. El área territorial donde brotaba esa sustancia, fue reclamada como de su propiedad por el Presidente Báez, en el 1866.

En el Próximo Oriente, existen sofisticadas instalaciones industriales, propiedad de las llamadas «Siete Hermanas» -Esso, Texaco, Mobil, Shell, Gulf BP y Chevron-, las que desde los años setenta del siglo pasado, actúan unificadas en beneficio de sus intereses, en una entidad identificada con el nombre de «Organización de los países Exportadores de Petróleo», en cuya formación participó un técnico venezolano llamado el Doctor Pérez Alfonso. Este declaró que con el control del noventa por ciento de las exportaciones, estaban haciendo historia. Con el añadido de que con la creación de la OPEP, se había formado «un club muy exclusivo».

Como lo están demostrando en la actualidad, los acontecimientos que se escenifican en el Próximo Oriente, el petróleo es el eje en torno al cual gira la geopolítica mundial. Y es por el reconocimiento de ese dominio, por lo que, al referirse al petróleo, el escritor Giovani Papini declaró, que «es el excremento del Demonio».

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