Las tertulias sobre arte y literatura organizadas en torno a creadores y/u obras estelares siguen atrayendo al público, más aun con una asistencia cada vez más numerosa. Están de moda… y cuánto nos alegra de que temas culturales seduzcan hoy a audiencias diversificadas que se convierten en fieles de la actividad.

Tienen la gran ventaja de pensar en quienes vean y escuchen, eligiendo temas y autores, invitando para su presentación a personalidades también conocidas, pudiendo ceder la palabra a espectadores.
Myrna Guerrero y el Museo Bellapart son al respecto un ejemplo. Y el “Café Literario” que auspicia y organiza Verónica Sención, es otra institución ejemplar, con sus características propias, rindiendo un homenaje a muy destacados miembros de la comunidad, meritorios siempre en sus quehaceres respectivos. Ahora bien, a menudo se trata de “héroes” de las letras y de las artes visuales. Así, el último “café” se dedicó al pintor Jorge Severino y al escritor Abil Peralta Agüero.

Verónica Sención, temperamento y vocación. En la cercanía del siglo XXI, las tertulias en el hostal Nicolás de Ovando eran verdaderos acontecimientos con ilustres protagonistas. No hemos olvidado aquella noche, extraordinaria que reunió a Juan Bosch, Pedro Mir, Virgilio Díaz Grullón y Aida Bonnelly.
Su animadora y gestora era Verónica Sención. Mujer joven y entusiasta, ya sabía concebir un encuentro público y relacionarse con la gente sobresaliente y de acceso difícil. Los seguidores, numerosos, estaban a la espera…
Su labor de emprededora –ella se destacó como presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias– puede considerarse como ejemplar y única en nuestro medio. Y ello explica su capacidad de patrocinio.
Su gran tema es el humanismo en distintos valores –incluyendo hasta la diplomacia–, pero literatura y bellas artes siempre tuvieron la prioridad. Recordamos otros éxitos suyos como editora, proyectando en hermosas publicaciones, la casa tradicional dominicana o dibujos de pintores magistrales que ilustraban proverbios y refranes populares. Ni hablar del libro sobre el Quijote, que reprodujo una serie de cuadros inolvidables por José Cestero.

Café Literario. Entre sus recientes producciones culturales se ha impuesto el Café Literario. Verónica Sención lo ha celebrado en diferentes sitios, pero su última “morada”, la Capilla de los Remedios, es la plaza óptima, por su historia, su belleza, sus espacios.
La actividad, sinónimo de encuentro e intercambio compartido, está cada vez más concurrida, y las artes visuales ocupan un sitial en la programación. La propuesta consiste en honrar a una o dos personalidades especialmente distinguidas en el campo artístico, con presentación y comentario de sus obras a cargo de un intelectual dominicano, incluyendo sentidas palabras de los homenajeados. Una programación muy bien llevada, informa e invita.
El pasado Café Literario se dedicó al afamado maestro de la pintura dominicana Jorge Severino –a veces calificado “príncipe del arte”– y al poeta e importante crítico Abil Peralta –consultor cultural de la Cámara de Diputados–.
De Jorge Severino, autor de incomparables efigies de la mujer afroantillana, se desarrolló el estupendo itinerario creativo, desde sus inicios puertoplateños hasta esa etapa cimera durante… cincuenta años, evocando también a su amada compañera Mari Loly. Recordamos cuando Jorge había expresado: “Yo pinto un cuadro totalmente blanco sobre blanco, vestido y fondo hechos con relieve no más, solo cabeza y manos con cambio cromático”. Expusieron una obra que mostraba esta definición, única en la pintura nuestra…
El brillante ensayista y arquitecto César Iván Feris Iglesias relató, de manera impresionante y detallada, la extensa e intensa carrera de Abil Peralta Agüero como poeta, crítico de arte, gestor cultural.
Ambos homenajeados dieron las gracias, Jorge Severino con la reserva que le caracteriza; Abil Peralta con el buen humor que se le aprecia. La emoción y el encantamiento reinaron en todo momento.