El exteniente La Soga, estampa de un raro entramado policial

El exteniente La Soga, estampa de un raro entramado policial

Fernando de los Santos “La Soga”

Leonora Ramírez/José A. Espinal

La muerte a tiros del exteniente policial Fernando de los Santos, alias La Soga, abre las rendijas de los extraños entramados que se aposentan en la Policía Nacional desde tiempos inmemoriales.
La Soga, de 49 años, cayó abatido a tiros la mañana del pasado miércoles, tras ser atacado por desconocidos en el sector Gurabo, de Santiago, donde residía.
Su violento deceso puso de relieve, nueva vez, que durante seis años fue perseguido por la institución a la que perteneció, por una acusación de asesinato, y aunque tenía una orden de arresto internacional en 172 países, se dice que se paseaba por Santiago como si no tuviese deudas pendientes con la justicia.
La Soga, quien formó parte del cuerpo policial por más de 20 años, abandonó la institución en 2011, cuando fue acusado de asesinar a Elvis Sebastián Valerio y a Luis Roberto Torres, supuestamente por encargo de Yoan Silverio y Bonel de Jesús Lanfranco, quienes le habrían pagado 250,000 pesos por cometer el hecho, según la Policía.
Los cadáveres de las víctimas fueron encontrados, atados de pies y manos, en la presa Tavera-Bao, en Sabana Iglesia, Santiago.
En la ficha de captura que colgó la Policía en su página web, a propósito de la muerte de esos jóvenes, lo tenían sindicado como un sicario.
Otras versiones extraoficiales lo vinculaban con acciones criminales ligadas al narcotráfico.
Una sorpresa. Cuando los altos mandos policiales se referían a su búsqueda, siempre le lanzaban el pañuelo de la paz para que se entregara.
Y en el momentos en que su paradero tenía matices de historias urbanas, de apariciones en Haití, las autoridades lo apresaron en noviembre de 2017, en Santo Domingo. Posteriormente fue trasladado a Santiago para ser procesado.
La Soga siempre se declaró inocente de los cargos que se le imputaban, y en diciembre de 2018 el juez Cirilo Salomón, del Segundo Juzgado de la Instrucción dispuso su libertad con una garantía económica de cinco millones de pesos. También ordenó la apertura de un juicio de fondo que nunca concluyó.
Muertes extrajudiciales. Pero el mayor prontuario delictivo que se le atribuía a La Soga estaba bajo la sombra de un comando denominado “El equipo” o “El escuadrón de la muerte” que habría ejecutado a no menos de 30 personas.
De acuerdo con las versiones que se recogen en la prensa, esa estructura era utilizada para matar a personas que eran buscadas por la Policía Nacional por la comisión de diferentes acciones delictivas.

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