Una de las obras testimoniales más inspiradoras y ejemplares de los últimos tiempos es “El factor Humano” de la autoría del escritor y periodista británico, John Garlin. Narra la singular experiencia que tuvo el legendario líder sudafricano Nelson Mandela, quien puso de manifiesto su grandeza e inteligencia emocional, reconduciendo los sentimientos negativos que había sufrido su gente a causa de la discriminación y el largo e injusto presidio personal, para respaldar sin rencor ni venganza, ya siendo presidente, al equipo de su país, integrado por jugadores de la élite blanca en el campeonato mundial de rugby, frente al favorito de Nueva Zelanda.
En el primer capítulo de su best seller dice que otra señal de que aquel no era un día cualquiera fue que Mandela, normalmente poco dado a los nervios, tenía un nudo en el estómago. No era el día de su liberación en febrero de 1990, ni su toma de posesión como presidente en mayo de 1994, ni siquiera la mañana de junio de 1964 en la que se despertó en una celda, sin saber que el juez iba a condenarle a muerte o, como al final fue, a cadena perpetua.
El partido era la final de la Copa se jugaba en casa, y sus compatriotas estaban nerviosos como el propio Mandela, pues aunque añoraban el triunfo eran conscientes que era una aspiración muy cara, ya que no sería nada fácil derrotar al mejor conjunto del globo terráqueo. Pero la esperanza se mantenía en pie, que de lograrse se convertiría en una fiesta nacional que ayudaría a mejorar la histórica lucha racial. La mayoría de los sudafricanos compartían el mismo deseo en respaldo de su equipo, los Springboks.
Una minoría de negros se mostraba descontento, incluso algunos deseaban que perdiera Sudáfrica, pues no se sentían representados por un equipo de jugadores blancos, dado que a los negros no se les permitía practicar ese deporte cuando los blancos gobernaban y se imponía apartheid. Un hombre negro llamado Justice Bekebeke, se atenía a lo que él consideraba sus principios, pues el rugby no era el deporte de la Sudáfrica negra.
Con el estadio repleto en Johannesburgo, en una dura contienda los Springbooks derrotaron a sus rivales de Nueva Zelanda, proclamándose campeones mundiales, gracias al estímulo de una muchedumbre congregada dentro y fuera del estadio, donde por primera vez se vio a blancos y negros celebrar juntos con algarabía en calles y barrios el triunfo del equipo nacional, lo que contribuyó a bajar las viejas tensiones y visualizar un mejor futuro para el país.
Después de esa memorable proeza Garlin tuvo la oportunidad de entrevistar a Mandela en 1998 sobre ese momento y éste le confesó: “No sabes lo que pasé aquel día. ¡ Qué tenso estaba!”.
En su libro Garlin afirma que fue sorprendente cómo Mandela logró cambiar los sentimientos negativos de su gente hacia la reconciliación, y considera que lo fantástico de eso es que, como ser humano, sentía mucha rabia por lo que su familia sufrió, pero tuvo la inteligencia de anteponer los intereses de su país y entendió que no iba a lograr el objetivo de la democracia si iba por el camino de la venganza.
El autor ha escrito, entre otros medios para The Financial Times, The New York Times, Wall Street Jounal, New Republic, The Guardian. También documentales de televisión para ESPN. BBC, Channel Four. Escribe Columnas para el País y el Corner Inglés.
Ha escrito otras obras importantes, pero la de mayor impacto es el Factor Humano, sobre la vida y aportes a la raza humana de uno de los grandes líderes de todos los tiempos, que logró la unión de un país dividido por medio siglo de odio racial, mostrando su inclinación por el deporte como instrumento para la paz y el desarrollo de los pueblos.