Leña al fuego. Así puede describirse la sentencia del Tribunal Superior Electoral  que declaró nulo y violatorio de la Constitución el numeral 15 de la resolución que emitió, el pasado 28 de mayo,  el Partido de la Liberacion Dominicana, en la que prohibió a su militancia acudir a las instancias judiciales a interponer demandas como consecuencia de la decisión  de reservarse las candidaturas  congresionales  y municipales en disputa en las elecciones del 2016. Y hay que describirla así porque al producirse en medio del ya inocultable malestar interno que ha provocado esa decisión, que ha puesto en pie de guerra a varios candidatos a alcaldes que se sienten perjudicados con el inmovilismo que promueve la dirección peledeísta, no solo fortalece la posición y los argumentos  de los que defienden, así sea por lo bajo, su derecho a postularse a un cargo electivo, sino que pone en evidencia su naturaleza   inconstitucional y antidemocrática. Pero el malestar que han provocado las reservas de candidaturas no es lo único que mantiene peligrosamente alta la temperatura de la caldera peledeísta. A ese malestar hay que sumar el disgusto de los leonelistas, que ya se hace visible en los medios de comunicación, que parecen tener razones para pensar que el danilismo incumplirá los acuerdos que evitaron que la reforma constitucional que le abrió las puertas a la repostulación  del presidente Danilo Medina dividiera al PLD. No es un buen momento, por lo que se ve, para el peledeísmo, que ya empieza a cometer los errores de perspectiva propios de su larga permanencia en el poder. Y si es verdad lo que dicen por ahí,  que  los leonelistas despechados y sintiéndose burlados no moverán un dedo por la reelección del mandatario si sus temores se hacen realidad, el expresidente Leonel Fernández podría convertirse, sin querer queriendo, en el factor x que le dé un giro imprevisto a los resultados electorales del próximo 15 de mayo.