Tratando de prevenir las muertes y destrucción que en agosto de 1945 causaron las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki en Japón, la semana pasada dos entidades llamaron la atención sobre la proliferación de las armas nucleares.
El primer informe es del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), fundado en 1966 y con sede en Solna, Suecia. El segundo fue elaborado por la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), Nobel de la Paz de 2017, con sede en Ginebra, Suiza, y fundado en 2007.
Estas organizaciones claman por la firma de un Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, para que el hombre deje de jugar o hacer alardes y advertencias como hizo recientemente el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en plena guerra con Ucrania.
También es digno de mencionar los trabajos del Boletín de Científicos Atómicos, quienes crearon el Reloj del Apocalipsis, y en enero pasado, dada la tensión, el covid y la guerra de Ucrania, colocaron sus agujas a 90 segundos del fin de mundo.
Tanto SIPRI e ICAN cifran en 12,500 las bombas nucleares que actualmente tienen Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. En este exclusivo club EEUU posee 5,244 y Rusia 5,889 bombas. Ahora SIPRI e ICAN encendieron el bombillo rojo para alertar sobre el aumento del presupuesto atómicos por parte de las potencias y señalan que muchas bombas están listas para ser usadas. Previenen un Apocalipsis nuclear.