Tras una aparente recuperación económica mundial, en la que República Dominicana marca positivamente en comparación con los países de la región, el fantasma de la inflación se cierne como una amenaza latente, tras los ataques y el quiebre de negociaciones sobre la importación de granos entre Rusia y Ucrania.

Motivado por la pandemia y la guerra, las economías del mundo han sufrido duros golpes en los últimos tres años y medio, lo que ha obligado que los países se concentren en frenar la inflación, a costa de su propio crecimiento, afectando directamente, a los más vulnerables.

Pero el conflicto ruso-ucraniano juega un rol mucho más amplio en materia de geopolítica, ya que Ucrania es uno de los mayores productores y exportadores de trigos, granos y fertilizantes del mundo, así como de una de las naciones más poderosas en materia de agricultura.

Tanto así, que a inicios del conflicto en febrero del 2022, Moscú y Kiev firmaron un acuerdo para garantizar el flujo de los barcos por el Mar Negro, específicamente en los puertos ucranianos controlados por Rusia.

Por el miedo del mercado internacional, el precio del trigo y los granos se disparó, aunque el acuerdo permitió que poco a poco fuesen bajando las tensiones y el comercio continuara su rumbo.

Sin embargo, luego de ataques de Ucrania a Crimea, territorio anexado a Rusia, hace dos semanas, la hornilla volvió a encenderse y el agua se puso a punto de ebullición.

La primera medida tomada por el presidente Vladimir Putin fue la de no renovar el acuerdo que había suscrito su gobierno y Ucrania, con Turquía como intermediario, lo que significaba que se estaría restringiendo la exportación de estos rubros desde Kiev.

Esto ha hecho que en solo semana y media el precio del trigo se haya disparado en hasta un 8%, volviendo a amenazar las economías del mundo.

Países como la República Dominicana se vieron afectados por este conflicto, debido a que la situación provocó que la inflación incrementara en hasta un 8.82% el año pasado, motivado en gran medida en las alzas de los alimentos e insumos como los propios fertilizantes, necesarios para la agricultura.

Pero cuando todo parecía estabilizarse, este nuevo revés pone en riesgo la desaceleración inflacionaria y pudiera afectar el crecimiento global, que según organismos internacionales, sería de un 3%, un poco mayor a la del pasado año, pero todavía muy baja.

El país prevé un crecimiento económico de entre 4% y 5%,  aunque con estas nuevas amenazas globales, esa meta pudiese quedar corta.

Incluso, el Fondo Monetario Internacional (FMI), asegura que no es momento para que Occidente y Europa rebajen sus políticas monetarias, debido que la meta del 2% de la inflación, aún está lejos.

En ese sentido, la Reserva Federal de Los Estados Unidos se reunirá este martes y se prevé un aumento en la tasa de interés, para poder continuar con la reducción de la inflación.

Contrario al país norteamericano, el Banco Central de la República Dominicana ha tomado medidas en los últimos meses para estimular la economía, con encajes legales y la reducción de tasas de interés, pero algunos temen que se deba retroceder en ese sentido.

Pese a estas estrategias, algunos productos mantienen precios elevados, situación que pudiera empeorar si los tentáculos de la crisis europea llegasen a tocar esta parte del mundo.

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Mientras que por otro lado, de mantenerse la tendencia internacional de aumentar las tasas y el país subirse en la ola, los bolsillos de la población se estarían viendo nueva vez comprometidos.

En ese sentido, es obvio que el país marcha en dirección contraria a las economías del mundo, con un crecimiento que resalta en la turbulencia, lo que hace pensar que las autoridades están, o un paso adelante o un paso detrás, del curso convulso por el que transita el resto del mundo.