El fantasma de la recesión amenaza a Brasil

El fantasma de la recesión  amenaza a  Brasil

Tras registrar una caída del PIB del 0,2% entre enero y marzo, el Gobierno brasileño proyecta un resultado algo mejor —aunque mínimamente por encima del umbral del 0%— para el segundo trimestre.
Según el Ministerio de Economía, la economía brasileña debería haber crecido entre el 0,2% a 0,3 por ciento.
Si la economía brasileña cayese en terreno negativo, Brasil estaría en lo que en la jerga económica se denomina recesión técnica: una economía con dos trimestres consecutivos a la baja.
El Banco Itaú, una de las dos mayores entidades financieras del país por activos, proyecta un alza del 0,5 por ciento entre abril y junio.
Con esa cifra en la mano, Brasil esquivaría el abismo a corto plazo. Pero sus perspectivas a medio plazo no son mucho mejores: el crecimiento volverá a descender en el tercer trimestre del año y en todo 2019 la expansión será de solo el 0,8%, muy lejos de los años en los que Brasil lideraba las economías de la región. El temor a una crisis global está más vivo que el temor a una recesión local, estimulando la fuga de capitales del mercado de valores. Desde enero hasta el 15 de agosto, han salido US$460 millones de inversores extranjeros, el mayor volumen desde 1996, como ha constatado el periódico Valor Económico.

Pero más allá del temor a una ralentización aún más profunda de los países desarrollados, las miradas brasileñas se centran más en un problema mucho más cercano: Argentina, su principal socio comercial en América Latina, con una economía ya de por sí debilitada y sumida ahora en una nueva etapa de turbulencias después de la victoria peronista, hace dos semanas, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

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