Después de pasar más 3 años publicando análisis y reflexiones por las diferentes vías de comunicación a las cuales tengo acceso, haciendo uso de mi preparación y siempre desde la visión profesional advertí semanas tras semanas que el Partido de la Liberación Dominicana venía transitando un camino equivocado. Sin embargo, esas predicciones a pesar de sus impactos sociales fueron escuchadas por un grupo de sordomudos y observadas por una sociedad Fabiana con glaucoma del poder; toda vez que, en el país aquellos consultores políticos que no son apellidos Rendón, Morris, Rove o Napolitan y que no nacieron en el extranjero son vistos como estoicos.
El PRI de México y el PLD.
Si hacemos una retrospectiva se podrá comprobar que a pesar de las diferencias culturales, políticas, económicas y sociales los países que tienen partidos políticos con vocación de poder al pasar un largo tiempo de ejercicio van sufriendo la misma anaciclosis que describió el gran historiador griego Polibio. En efecto, hoy el PLD ha pasado de ser la obra cumbre del más grande pensador sociopolítico de toda Hispanoamérica Juan Emilio Bosch Gaviño; a ser una copia fiel y repetir los mismos errores del PRI de México fundado por el expresidente Plutarco Elías Calles. Con el agravante, de que ambos partidos nacieron para luchar contra lo que son hoy.
De igual forma, tanto el PRI como el PLD comparten una historia tan parecida que ambos nacieron bajo el ideal revolucionario de las luchas contra el caudillismo y, por consiguiente, son los arquitectos de las más grandes transformaciones que se hayan concretizado tanto en México como en República Dominicana. Además, propiciaron el mayor crecimiento económico en la historia de ambos países generando la construcción de obras que parecían impensables. Pero, el PLD se ha querido parecer tanto al PRI que hasta el descredito regional de ese partido hoy lo está persiguiendo cual si fuera una fantasma.
La Hegemonía sin Espejos.
La metamorfosis sufrida por el PRI y el deterioro de su legitimidad en el tiempo, motivaron al funesto Mario Vargas Llosa a calificarlo como “una dictadura perfecta caracterizada no por la permanencia de un hombre, pero si de un partido inamovible”. Fruto de ello, el propio PLD hoy estaría encajando en el concepto de “partido hegemónico” que describió el cientista político italiano el legendario Giovanni Sartori matizado por un pluralismo político bajo la monopolización del poder. Por ello, la misma idea de infalibilidad que arropó a los líderes del PRI hoy es la que está viviendo en la psiquis paleolítica de muchos que fueron líderes en la restauración y que todavía gravitan en el PLD.
Asimismo, otra de las características fundamentales que personificaban al PRI fue el ejercicio vertical de la sucesión llamado el “Dedazo” el cual estuvo vigente de manera efectiva hasta el triunfo de Vicente Fox. Ese aciago procedimiento también tiene muchos años viviendo en el PLD a través de las llamadas cuotas que son cuasi-familiares, con las aspiraciones súbitas y apoyadas de los hijos, colaboradores y correligionarios de funcionarios la gran mayoría de ellos sin tener siquiera un comité de base. Y, el infausto proceder como mecanismos de promoción y reductos de la gobernanza del siglo XXI los llamados “ven tú o ponte ahí”.
Ensimismados en el Superyó.
Al margen de todo lo expuesto, el mayor peligro que enfrenta el PLD como organización es la convicción de muchos en su cúpula de que el mundo solo gira en torno a su cosmovisión. Por eso, para muchos de ellos Sócrates con todo y su mayéutica no es más que un muerto de hambre que deambuló por el mundo. Los únicos que estamos equivocados somos quienes pensamos diferentes a ellos; o no somos ni nunca hemos sido peledeistas por disentir en el siglo XXI del apotegma medieval de que en política se barre para la casa. Ese pensamiento vertical y anacrónico es la prueba indubitable de la perdida de las alcaldías más importantes.
Por tal razón, dice el escritor japonés Haruki Murakami que “al contrincante al que debes vencer en una carrera es el tú de ayer”. Es tan grave la vesania que vive en el PLD que no creen ni apoyan a los mismos jóvenes en los cuales invirtieron miles de millones para prepararlos en los últimos 20 años y, todo el que tiene ideas diferentes es visto como Stalin veía a Trotski. Todavía estamos a tiempo de no terminar colocando letreros en las calles para que confíen en nosotros como lo está haciendo el PRI en México, lo único que hay que hacer es bajar a todo el cenáculo del Apolo 11 y hacerles entender que los nadies que describió el gran Eduardo Galeano; en el mundo de hoy también tienen y pueden aportar ideas.