La falta de oportunidades y la baja rentabilidad histórica de las actividades agrícolas provocan en la juventud rural dominicana una desesperanza que induce a deserción escolar, abandono de sus lugares de origen, embarazos en la adolescencia, inicio precoz de relaciones sexuales y uniones de pareja, actos delictivos y consumo de sustancias ilegales.
Asimismo, el envejecimiento de los productores dominicanos, cuya edad promedio ronda los 60 años, y la desmotivación de las nuevas generaciones campesinas para dedicarse a labores agropecuarias, constituyen algunas de las principales amenazas a la autosuficiencia alimentaria del país y un detonante de la emigración, tanto hacia las ciudades como al extranjero.
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Para revertir dichas tendencias, un programa del Gobierno dominicano promueve la conversión de jóvenes rurales en microempresarios: en los últimos 17 meses, 7,006 emprendedores, más del 50% mujeres, han recibido entrenamiento, asistencia técnica y donaciones en especies, en una estrategia que también busca reducir el número de quienes no trabajan ni estudian ni se capacitan (ninis).
A través del Programa Agropecuarios del Mañana EMPRENDE RD, el Fondo para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) invierte alrededor de 100 millones de pesos en motivar a la juventud del campo.