El fiasco de la lucha contra la corrupción

El fiasco de la lucha contra la corrupción

Fabio Herrera Miniño.

Desde que se iniciara esta administración del presidente Luis Abinader fueron muchas las esperanzas que el pueblo anidó en su interior pensando que ya y finalmente iba haber un programa serio para combatir la secular corrupción administrativa cuyos tentáculos arropan todo el espectro de la Administración Pública.

Casi tres años después de iniciada la persecución de los exfuncionarios del PLD, los entusiasmos y esperanzas se han desvanecido y un opaco y dubitativo Ministerio Público parece que está enredado en las patas de los caballos que no le han dejado avanzar y cada vez se ve menos agresivo para seguir aumentando el zoológico marino de nuevos especímenes para la persecución judicial.

Ningún caso ha sido llevado a juicio de fondo y la excusa es que todavía están buscando más pruebas para presentar supuestamente un caso más blindado y no haya problemas cuando se ventile frente al juez de la pena.

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Pareciera que se tratara de un estructura armada para llegar a que la opinión pública se desespere y los casos se desinflen frente a una ciudadanía desilusionada en la efectividad de los fiscales. Y los mismos han resultado pompas de jabón.

Es una situación que habla muy mal de esos probos jóvenes jueces a la sombra de una reconocida profesional que se destacaba en cualquier función de la judicatura que desempeñara en su extendida carrera judicial.

A este período constitucional le quedan ocho meses de ejercicio administrativo y parecería que el PEPCA, el brazo armado de la lucha anticorrupción, le faltaría tiempo para tener debidamente pulido un caso de los varios que tiene en salmuera de los funcionarios corruptos revisados, ampliados y maquillados para ser presentado a los jueces de la pena y proceder al enfrentamiento legal de individuos de los Gobiernos del PLD que se creyó en ellos pero delinquieron ante la permisividad en el andamiaje burocrático que se prestaba para hacer lo mal hecho con los recursos públicos.

Los Gobiernos del PLD, desde el 2004 al 2020, protagonizaron una fiesta de la corrupción mas descarada. Ella dio lugar al incremento de fortunas y exhibición de la misma sin tapujos. Personas que daban exhibición de pobreza antes de ser enrolados en la administración pública renegaron de sus orígenes, amistades ancestrales y de sus barrios donde se criaron y compartían estrechamente con sus vecinos pobres igual que ellos para verse elevados a lugares sociales del mas alto postín dominicano.

Fue notable el cambio de vida y dio pie en creer que la maquinaria estatal dominicana da para esos abusos económicos y el país sigue creciendo frente a la gran población que vive sumergida en precarias condiciones y casi ahogada por un costo de la canasta familiar cada vez mas elevado e imposible de asimilarse por la clase pobre.

De todas maneras continúan los pírricos empeños en combatir la corrupción pero ocurre que los burócratas son expertos en hallar la vuelta para evadir los controles, y aun cuando sean cada vez mas estrictos la gente se da cuenta de las evasiones observando de como modifican sus hábitos de vida de pobre a vivir en la opulencia.

Es algo que el dominicano por su afán de ostentación no puede ocultar su mejoría y viene el recuerdo cuando Lilís advertía que se comieran la gallina pero ocultaran las plumas.