Refractario a conceder reformas y/o avances para concertar una paz honorable con los palestinos, así como también renuente a relanzar la postrada Hoja de Ruta, concepción del presidente George Bush Jr. para resolver el conflicto judío-palestino, parece que el fin político del premier Ariel Sharón se aproxima.
El fin político de Sharón se aproxima en la medida en que la concretización de la Hoja de Ruta favorezca los planes reeleccionistas del presidente Bush J. en las elecciones fijadas para noviembre 20/04.
La reflexión se inicia cuando apreciamos las divulgación en los medios de prensa internacional en referencia a las acusaciones de que es objeto tanto Sharón como el vicepremier Ehud Olmert, de supuestamente recibir un préstamo ilegal por US$1.5 millones para su campaña política de 1999, cuando Sharón era ministro de Exteriores (canciller), de parte del magnate israelí David Appel, quien proyecta un gigantesco resort en una de las islas del mar Egeo.
Cazurro, resuelto, halcón, genocida (Sabra y Chatila 1982), sin que le tiemble el pulso ni se le enfríen las manos para los excesos más tremebundos, Sharón ha manifestado que no renunciará cualquiera que sea el sesgo que adquiera el proceso que se le sigue en la justicia israelí, acusado de sobornable.
Empero, si la acusación es formal y adquiere visos culposos, Sharón y Olmert tendrían que ipso facto renunciar a sus altas investiduras, lo que traduciría un revés para el gobernante partido Likud, que ofrecería un flanco de repliegue al partido Laborista y con él, a Simón Peres, u otro líder más fresco que él.
Todo parece indicar que las sinuosidades de la superpotencia unipolar se desplazan, sigilosas, como los félidos al saltar sobre su presa, porque, repito, si el relanzamiento de la marchita Hoja de Ruta conviene a los propósitos reeleccionistas de Bush Jr., entonces es evidente que éste sobra en el contexto de toma de decisiones de envergadura en el Estado judío.
La agresividad innata de Sharón se percibe cuando los medios noticiosos informan el 17 de enero último la decisión de Sharón de asesinar al líder de Hamas, el parapléjico jeque Ahmed Yassin, en represalia por atentados de kamikaze en Erez, la víspera, realizado por Hanadi Jaradat, una joven madre de dos hijos, abogada, que saltó hecha añicos matando a 21 israelíes.
A eso se añade la resistencia, como es usual en el Estado hebreo, a aceptar las resoluciones de la ONU, en este caso, la última 1515 del día diez de enero último, en el máximo foro mundial propicia el relanzamiento de la Hoja de Ruta, que Israel rechaza, de no incluirse sus particulares ópticas.
También se añade el bollo, la resistencia de acero de Sharón de construir y proseguir el muro que divide en 214 kilómetros y hurta 15 kilómetros a los palestinos, que expresó inclusive frente a su protector, y el presidente Bush Jr. en su entrevista en la Oficina Oval el 29-07-03, y que reiteró la última vez, el 19 de enero último.
El Tribunal Internacional de La Haya conocerá de esta situación en su sesión del 23 de febrero próximo, a petición de la ONU.
Es decir, que como se aprecia, son varios los factores en su contra y que por su propia decisión, vienen conformando la obsolescencia de Sharón para zanjar las disputas que por 53 años arden las relaciones entre judíos y palestinos, que inclusive han desembocado en las guerras de 1948, 1958, 1967 y 1973, en que la Sexta Flota USA ha impuesto con su aplastante superioridad, los designios sionistas de no solamente preservar el Estado de Israel, sino disminuir las posibilidades para forjar el Estado Palestino con los peores excesos, idénticos a los sufridos por los judíos en el Soha del III Reich.
Así las cosas, es propicio, reitero, aguardar cuales serán las conveniencias políticas de Bush Jr. con miras a la reelección y el destino de Sharón.