El fin de la historia

El fin de la historia

En 1969, hace 50 años, se produjeron dos eventos que marcan un antes y un después: en julio, el Apolo 11 llega a la luna, y en agosto, se realiza el festival de Woodstock.
El alunizaje de Neil Armstrong, Ewin Aldrin y Michael Collins el 21 de julio de 1969 es una cúspide en la historia de la humanidad, y su realización sumó la fascinante tecnología de la aviación con la impresionante tecnología de las comunicaciones, siendo la mejor muestra del dominio logrado sobre los recursos del planeta. La otra cara de la moneda es la sociedad de bienestar lograda en Occidente, con democracias parlamentarias que respetan los derechos individuales, un sistema de seguridad social con protección “desde la cuna hasta la tumba”, y sociedades cimentadas en la familia nuclear y el hábito de cumplir las reglas de juego, que es lo que se denomina imperio de la ley.
Woodstock, por el contrario, fue la punta de lanza del movimiento hippie, cuando dos millones de adolescentes y jóvenes en los Estados Unidos abandonaron sus hogares para vivir en comunas, entregándose al amor libre, mariguana y LSD, música rock, y búsqueda de cultos raros. A la larga esto devino en una fobia contra la familia nuclear, morbosidad por romper las reglas, y la búsqueda de “nuevas formas de espiritualidad”, rasgos que son parte de la ideología postmodernista que domina el presente siglo, con la agravante de que Max Weber, Joseph Unwin, y muchos otros confirman precisamente la familia nuclear y la disciplina personal como elementos indispensables para el desarrollo y la estabilidad social.
En confirmación de este enfoque, después de Woodstock vino la epidemia del SIDA (1983), auge de las enfermedades venéreas, y1/3 de la población adulta padece una enfermedad venérea, mientras 30 millones de ciudadanos viven en familias unipersonales, lo que significa personas viviendo completamente solas en su apartamento. En la misma medida se han incrementado las familias uniparentales, y cada cierto tiempo aparece un joven disparando contra todo el que encuentra en su camino. Estas variables sociales indican que los Estados Unidos han entrado en una espiral de decadencia, no por efecto del imperialismo ni del pentagonismo, sino por su propia involución social.
El alunizaje de Neil Armstrong y el festival de Woodstock son, pues, eventos contrarios, y que marcan la historia de forma diferente. El alunizaje es como llegar a la cúspide, mientras que Woodstock representa el inicio del descalabro, de la civilización de mayor bienestar que se hubiera logrado jamás en toda la historia de la humanidad, de modo que, aunque los nuevos estereotipos, y los supuestos “nuevos derechos” provengan de las naciones más desarrolladas, no representan desarrollo, sino su decadencia.

De modo que, cuando se escriba la historia se debe explicar que por descuidarla familia nuclear y por la morbosidad de romper las reglas al final nos quedamos literalmente “sin pito y sin flauta”.

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