El FMI, en su informe anual 2017, analiza la economía dominicana en los últimos tres años y hace un pronóstico. No lo dijo de esta manera, advierte que podríamos desandar, perder producción, si cambia desfavorablemente la coyuntura externa, sin haber ejecutado las reformas estructurales pendientes.
Que desde 2014 la economía cogió velocidad de crucero, creció 7%, superior a la mayoría de las economías emergentes y a todos los países de las Américas. Lo atribuyó a varios factores. Uno, a los bajos precios del petróleo. Dos, al aumento de la inversión y el consumo. Tres, a la recuperación de la economía de Estados Unidos. Cuatro, a la política monetaria neutral que garantizó estabilidad de precios (inflación, tasas de interés y de cambio) macro-económicos. Y cinco, al control del déficit fiscal, básicamente por el esfuerzo administrativo de la DGII que aumentó la recaudación.
Diagnostico que comparto. La economía se benefició de los vientos de cola externos y del mayor consumo e inversión, apuntalados por la dinámica de la política monetaria neutral. Que al ser de esa manera, permitió al multiplicador fiscal impactar positivamente el crecimiento del producto.
Las siguientes, que también comparto, son las reformas que cita deben ejecutarse: la fiscal, para reducir la deuda pública, mejorando la calidad del gasto, aumentando la recaudación, eliminando exenciones y reduciendo el ITBIS. La del sector eléctrico para garantizar su sostenibilidad. Y la del mercado laboral, para aumentar los salarios reales y ampliar la cobertura de la seguridad social.
Estima que el PIB convergirá a su potencial en 2017. Lo condiciono, uno, a que el barril de petróleo cierre por debajo de US$48.50. Aunque los expertos lo sitúan sobre cincuenta dólares, el WTI ha estado por debajo en los últimos meses. Dos, a que el déficit fiscal cierre alrededor de 2.5% del PIB. Y tres, que acelere la tasa de aumento de los préstamos privados.
No controlamos el primer factor, el segundo depende del gobierno central, y en cuanto al tercero, la demanda de préstamos ha estado en aumento desde que comenzó a bajar las tasas de interés, consecuencia de dos medidas puntuales del Banco Central. La reducción de la tasa de encaje legal de los bancos comerciales en 2.2 puntos porcentuales. Liberó RD$20,423.2 millones para nuevos préstamos a un 8% de interés anual y cinco años plazo. Y la disminución de la tasa de interés de política monetaria en 50 puntos básicos.
El FMI se refirió a la elasticidad de la creación de empleo respecto del PIB. Que el crecimiento de 7% aumentó el empleo en 10%, reduciendo el desempleo abierto de 7.1% a 5.2% en 2016. Es decir, el aumento marginal del producto se trasladó parcialmente al empleo. Cada punto porcentual del PIB redujo el desempleo abierto en 0.27 puntos porcentuales.
De donde se desprende que la diferencia entre crecimiento del PIB y reducción del desempleo, fue el aporte del consumo y la inversión al crecimiento del PIB. Dicho con otras palabras, más del 90% del crecimiento de la economía, fue imputable al petróleo, al consumo-inversión y a la política monetaria neutral.
Estamos advertidos sobre las consecuencias de la postergación de las reformas. No hay escapatoria, el país debe asumir las recomendaciones el FMI.