El nuevo acuerdo Stand by  que ha emitido el FMI para atender la solicitud que el gobierno le hiciera recientemente, revela una vez más, que si bien algunas voces  acusan a ese organismo de tener de rodillas al gobierno, la realidad marcha en sentido contrario,  confirmando  que ha sido el sostén de la bonanza de la economía de los pasados siete años.

 No hay dudas que las medidas y directrices económicas emanadas del Banco Central y del equipo económico, han prevalecido en la conducción de la economía, contando con el respaldo del FMI, han sido las responsables de que la economía se mantenga con un admirable crecimiento.

Otros bancos centrales reconocen la capacidad local para manejar  la economía, en un entorno mundial de severa crisis y colapso de muchas economías, con quiebras espectaculares de entidades financieras que en otrora eran símbolos de fortaleza.

La prudente conducción económica, que el Banco Central y el equipo económico   han impuesto para el sostenimiento de la estabilidad del país y sostén de su crecimiento, ha chocado de frente  a una política populista de preñar  la nómina pública. Con un gran descaro, al anunciar  severas medidas de austeridad en el gasto, se publican los nombramientos de decenas de botellas, en especial en el servicio exterior, de gente que nunca se trasladan a sus sedes en el exterior,  disfrutando de sus sueldos en dólares.

Ha sido brillante la conducción de la política económica, que si bien tiene sus fallos cuando ya se siente que la inflación está por desatarse, en donde  la mayor parte de la culpa descansa en la voracidad fiscal del gobierno que ha hecho de los precios de los combustibles  su principal fuente de ingresos cuando el selectivo al consumo supera los $75 por galón.

Ahora, con la aprobación del nuevo acuerdo Stand by, el FMI asegura el desembolso de más de mil millones de dólares, lo que le permitirá al gobierno un respiro en su alicaída imagen. Si sus principales integrantes tuvieran  cabeza, asimilarían las lecciones de sus errores, que guiados por sus fines de acaparamiento, es la principal causa de su descenso vertiginoso de popularidad y de la incredulidad hacia el Presidente ya que nadie le cree sus sentencias, sus conceptualizaciones  o sus posiciones.

Una cosa es el manejo de la economía por parte del Banco Central y el equipo económico  con excepciones,  y otro es el manejo del presupuesto por parte de los ministros, que desbaratan las buenas intenciones que pudieran materializarse en bien del país, pero otras son las intenciones cuando se le habla al país de sacrificios.

El FMI, que ya dejó de ser el organismo perturbador, derrocador de gobiernos y provocadores de muertes en los países en que intervenía en los pasados 30 años del siglo pasado,  es ahora el sostén saludable para un buen manejo  económico,  pero sí hay sectores políticos en el gobierno dominicano que todavía pretenden ignorar las señales  que le está dando la ciudadanía, como fue el silente apoyo que le dio al paro del pasado día 11, entonces,  sería lamentable la  ocurrencia de hechos que no augurarían nada bueno para el futuro nacional, sostenido por ahora, en una sólida estabilidad económica.