El FMI, una institución ambivalente

El FMI, una institución ambivalente<BR>

   Sin lugar a dudas, si hay una organización a nivel global que se constituye en una entidad ambivalente es el Fondo Monetario Internacional (FMI).  Se supone, que el mismo debe monitorear a los diferentes gobiernos que forman parte de su estructura, dando pautas y estableciendo mecanismos que coadyuven a que esos países superen las graves crisis económicas  en las que de vez en cuando se encuentran involucradas, por el descalabro, tanto de sus finanzas internas como por las internacionales.

   En el caso dominicano no creemos que el FMI haya tenido una actuación verdaderamente imparcial.  Para congraciarse con el Gobierno, han emitido la Comunicación de Prensa No. 13/236 de fecha 28 de junio de 2013, con la indicación de PARA DIFUSIÓN INMEDIATA.  En esta Declaración del equipo técnico del FMI que visitó la República Dominicana se coliden algunas verdades a medias que trataremos de desenmascarar.

   La misión encabezada según la nota de prensa por el señor Przemek Gajdeczka -ya solo con este nombre sabemos lo que nos espera- se reunió con altos funcionarios del Gobierno y del Banco Central, así como con representantes del sector privado (¿elegidos por quién?).  Estos últimos, aceptaron mansamente todas las peroratas sobre el PIB, el crecimiento del 0.3%. Que el déficit del sector público disminuyó en un 0,2% del PIB.  Además de todos estas bonanzas, magnificaron la inyección de 20,000 millones de pesos (que la mayoría del pueblo dominicano no percibió) y argumentaron que el sector privado se fortaleció desde finales del año 2012, alcanzando el 11% interanual en mayo.  Asimismo, haciendo un elogio de la colocación en el mercado internacional de Bonos Soberanos por mil millones de dólares sin establecer que esa bonanza de relumbrón, aumentará a límites casi inalcanzables nuestra deuda pública internacional.

   Esta misión ha visto con beneplácito los primeros pasos para la consolidación fiscal, lo cual equivale a un apoyo irrestricto a la mal denominada Reforma Fiscal, verdadera trampa para ocultar y no referirse directamente al déficit fiscal dejado por el Gobierno anterior el cual se estima en aproximadamente 200,000 millones de pesos.  Al parecer, estos comisionados no tuvieron tiempo de indagar dónde fue a parar esa enorme suma de dinero, quién o quiénes dilapidaron esos recursos y cuáles son los responsables de la crisis que influyó para que esta “agradable visita” del FMI se llevara a cabo.  Tampoco tuvieron el tiempo necesario para indagar sobre los contratos con cláusulas de arbitraje y las múltiples condenas que ha recibido el país por incumplimiento contractual en connivencia con los demandantes.  Aquí habría que exclamar como lo hacía el recordado Cuchito Alvarez. ¡Ojo al Cristo!

   Como este informe está lleno de lo que en términos de belleza se denomina “cosmetología”, nos apartaremos del mismo, ya que pensamos que fue elaborado en Marte o cualquier otro astro de nuestro sistema planetario.

   La pregunta obligada es: ¿Por qué estos burócratas o tecnócratas del FMI solo quieren suplir déficits fiscales con impuestos a la indefensa población dominicana?  ¿Por qué no culpar y recomendar la traducción ante los tribunales de la República a los que desfalcaron el erario?¿Por qué deben pagar la orquesta los infelices dominicanos que ni siquiera bailaron?

   En verdad, estos organismos internacionales son unas rémoras que viven de los gobiernos a los cuales ellos pomposamente visitan y elogian, porque saben que de no hacerlo, sus misiones fracasarían estrepitosamente tal y como sucede cuando van a países que se respetan y no caen en la zalamería que emana de unos funcionarios  de tercera, que solo cobran preeminencia cuando acogotan con sus informes a pequeños países como el nuestro, en donde para colmo, ni siquiera hay una oposición organizada, lo cual les permite como dicen los que juegan parchís “comer con su dama”.

   Nuestra sociedad está huérfana de verdaderos líderes nacionales que cuando se presenten misiones que nos vienen a sugerir soluciones no viables en una comunidad como la nuestra, hagan sentir su voz de protesta, la cual será indudablemente respaldada por todos los dominicanos que como dice una organización local “Toy Jarto” de tantos atropellos y atrabancos sin que estos funcionarios de escritorio y acondicionadores de aire, aterricen en nuestra triste realidad y verdaderamente no sugieran planes de desarrollo para combatir la pobreza que nos arropa.

   Mientras misiones como las anteriores no sigan recetando cargas impositivas  para la población y se confabulen con los responsables de haber dirigido, empantanado y quebrada nuestra frágil economía, los dominicanos seguiremos viviendo en la época de Concho Primo como la describió Gimbernard.

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