El FMI y la República Dominicana

El FMI y la República Dominicana

POR HÉCTOR GALVÁN
Acabo de visitar Londres y vi en el Financial Times del pasado jueves 22 de julio, de esa ciudad, que William Rhodes, escribió un artículo a propósito del 60 aniversario del Fondo Monetario Internacional titulado «What the IMF must do to build its future», (Qué debe hacer el FMI para construir su futuro, en donde hace un breve reseña del papel del FMI en esos años, reiterando que la función principal de esa entidad financiera es la de servir como vigilante del sistema financiero internacional («its key function as guardian of the international financial system»).

De manera que el rol principal de ese organismo financiero no es otro que recomendar políticas a los países con dificultades de pago de su deuda externa que permitan la disponibilidad de recursos para cumplir con los compromisos financieros internacionales. Y en ese sentido, ha intervenido en América latina durante muchos procesos de crisis financiera, especialmente, en la década de los 80s, incluyendo a países como México.

Rhodes, presidente del Citicorp y Citibank y vicepresidente del Citigroup, una de las más grandes entidades financieras mundiales, sugiere como un aspecto importante que el Fondo replantee sus políticas en dos aspectos fundamentales: una, en la anticipación de crisis, y otro, en lo que concierne a su vínculo con el sector privado. En su opinión, si bien una adecuada combinación de políticas pueden restablecer la confianza entre los países afectados, las políticas que recomienda hasta el FMi no refleja los cambios de los mercados actualmente.

Por su parte, el profesor Jim Rollens, del Centro de Economía Política Europea, de la University de Sussex en Brighton, en Gran Bretaña, en una carta enviada al mismo periódico que comentamos, publicada en esa misma edición, considero que el poder de voto que hay en la estructura del Fondo no refleja los cambios de la economía mundial, y limita la capacidad de influencia de numerosos países, incluyendo los de Asia. Para poner un caso, 44 naciones africanas están representadas solo por dos posiciones. Y por tanto, aunque menor votación, no necesariamente significa menor influencia, en general, las políticas del fondo reflejan básicamente las posiciones de aquellos países con mayor poder de voto y de influencia, aquellas de las naciones más desarrolladas, y no de los denominados países del tercer mundo.

En la República Dominicana, se esta renegociando con el Fondo Monetario Internacional, un programa de asistencia que tiene un  gran componente fiscalista, porque surge de unas condiciones atípicas: se trata de que el gobierno saliente debió someter un paquete de medidas fiscales de recaudación de impuestos y de limites en el gasto publico, y no lo ha hecho, mientras que un equipo de técnicos de un gobierno entrante han tenido entonces para mantener abiertas las puertas de la comunidad financiera internacional de someter un paquete de medidas básicamente de tipo fiscales, que tienen que ver principalmente con aumentos de impuestos, sin tocar el gasto publico, porque aún no forman parte del gobierno, hasta que no llegue el 16 de agosto.

Se produce así una situación anómala en cuanto a la responsabilidad el manejo de la política fiscal y monetaria del país.

Pero un aspecto también importante en todo esto: no hay hasta ahora alguna preocupación del Fondo Monetario Internacional por el problema de la pobreza, o el impacto social que sus medidas puedan producir en cuanto a afectar la producción de las empresas nacionales, o a afectar el ingreso de los sectores asalariados de clase media o baja.

Fue precisamente en una información del Financial Times, también de Londres, del viernes 23 de julio pasado, cuando se anuncia que el FMI y el Banco Mundial adoptarán una iniciativa para la reducción de la pobreza, programa que hasta este momento no ha existido.

Ni siquiera, hasta ahora, se había enfocado el FMi en alguna preocupación que tuviera que ver con asegurar el crecimiento económico de los países endeudados y a los cuales sometía a graves condicionalidades.

Le corresponde entonces a las naciones afectadas por sus problemas de crisis financiera y con graves problemas de pagos, y con necesidades apremiantes de negociación de sus deudas, las que deben entonces buscar alternativas que si bien permitan asumir políticas económicas que conlleven a cumplir con los compromisos internacionales, eso no debe darse sobre la base de generar una situación de estancamiento en la producción, no puede producir una mayor inflación, ni tampoco general una situación de recesión de la economía.

Es conveniente, entonces, mirar en el espejo de programas heterodoxos que se han aplicado en países como en Costa Rica por los años de 1985, tal y como lo viví yo cuando estudie mi maestría en Política Económica en esa nación, y que permitieron negociar con el Fondo, al tiempo que se aplicaron programas de compensación social.

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