El fondo para enfermedades catastróficas: una deuda

El fondo para enfermedades catastróficas: una deuda

Psiquiatra Jose Miguel Gómez.

Miles de dominicanos padecen de enfermedades crónicas no transmisibles y enfermedades catastróficas. La exclusión de tratamientos médicos los tiene postrados en sillas de rueda, sin embargo, los que corren peor suerte sencillamente han fallecido. Las enfermedades catastróficas ponen en evidencia un sistema de salud desigual, excluyente y deshumanizado. Ser pobre, viejo y sin dinero es una verdadera desgracia, como decía Cicerón. El 60% de los dominicanos son pobres. Los que alcanzaron algún trabajo remunerado el salario nunca les dio para acumular riqueza para su tercera edad. Los que viven de una pensión el dinero no le alcanza ni para medicina, comida, calidad de vida, ni vida digna.

El cuadro que se observa en los hospitales que atienden las enfermedades catastróficas es deprimente y angustiante; filas de personas con cáncer, tumores, problemas cardiovasculares, renales, de la vista y neurológicas. En lista para ser atendidos y no tienen dinero, ni seguro de salud que les proteja, ni un fondo de dinero por el Estado para responder a los miles de trabajadores y ciudadanos indigentes y desprotegidos del “negocio de la salud”.

El modelo de la seguridad social en nuestro país colapsó: Las ARS no cubren enfermedades catastróficas, el plan básico de salud familiar sigue con los 3,000 pesos que no dan ni para un medicamento; Las ARS autogestionarias están quebradas y sin dinero. Al seguro social lo tienen estrangulado y en déficit para que nunca se levante. Los pobres cuentan con un sistema hospitalario con menos del 2% del PIB, para que no vivan con medicina preventiva, ni curativa y, menos, de la asistencia a las enfermedades catastróficas. Sencillamente, son almacenes de enfermos pobres, desnutridos y anémicos lo que se ven deambulando de un hospital a otro; buscando un favor o detrás de un diputado o senador, o de la cultura del favor de alguien que aspire a ser altruista. Esa ausencia de un banco donde se guarde el fondo de RD$2,000 millones para enfermedades catastróficas es una urgencia nacional.

El presidente Danilo Medina anunció en su programa de gobierno el fondo para las enfermedades catastróficas para asistir a las personas pobres, indigentes y excluidas del negocio de la salud. En estos momentos, más de 15 niños esperan por válvulas para hidrocefalia en los hospitales infantiles. La lista de personas con cáncer que se deterioran y se mueren por falta de tratamiento. La vida y la existencia de una persona dependen de los recursos de los que disponen para recibir los avances de la medicina del siglo XXI. Los que tiene buenos seguros internacionales se tratan fuera del país o los que tiene algo acumulado se tratan en la medicina avanzada privada o autogestionaria, con tratamiento entre RD$ 500.000 o un millón de pesos. El resto, los pobres, aun enfermos y postrados, andan esperando de la caridad; de una mendicidad que pone de rodillas la autoestima, la dignidad y respeto por el hombre y mujer que trabajaron por décadas. Las personas que padecen de enfermedades catastróficas necesitan urgente el funcionamiento del fondo para cubrir estas dolencias y darle respuesta a su salud y devolver la esperanza de miles que no eligieron ser pobres y ser desiguales.

Después de una década de la implementación de la Ley de Seguridad Social y la Ley General de Salud, ambas han demostrado que tienen que ser revisadas, actualizadas y hacerlas operativas, de mayor cobertura e inclusiva para las enfermedades que sufren los dominicanos. Hoy por hoy, son leyes burocratizadas, rentistas para algunos, y desiguales según la condición social de las mayorías.

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