El fraude: recurso de los políticos

El fraude: recurso de los políticos

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
En el transcurso de las pasadas semanas hemos visto como los partidos han celebrado sus elecciones internas para renovar sus cuadros y llevar nuevas caras a sus cargos directivos, o han reciclado a sus más conspicuos dirigentes, para darle una nueva fachada a sus organizaciones, ya desacreditadas por las acciones de corrupción e incapacidad de sus integrantes, y en todas, el común denominador, ha sido gritar ¡fraude! cuando no han sido favorecidos por las bases.

Los perredeístas se arriesgaron a celebrar sus elecciones internas, en donde se sintieron frustrados en cuanto al universo de asistentes a las votaciones, e incluso se tropezaron con el grave problema de no saber cómo calmar a los perdedores, dándoles puestos de consolación en una de las vicepresidencias kilométricas, para evitar más enojos con los grupos perdedores que se han visto desplazados por las huestes del antiguo PPH, quienes coparon las posiciones más importantes.

No hay dudas que el PRD tiene una nueva imagen, y como van las cosas, podrían renacer de las cenizas de su apabullante derrota electoral del pasado mayo del 2004, cuando, transcurridos once meses del gobierno actual, existe el descontento, con el PLD y su tímido gobierno, que muchas veces se ve indeciso y paralizado, llevado por los eventos, dando palos a ciegas, o lo que es peor, atacándose y devorándose como Saturno entre ellos mismos en lo alto de la cumbre del poder con el fin de tener su control del partido para los futuros eventos electorales. En la forma como están actuando, podría repetirse los que les ocurrió en las elecciones congresionales y municipales de 1998.

Los reformistas, con sus tropiezos y en su agonía, celebraron bajo la sombra de compra de votos y de votantes sus elecciones internas, y como es normal en ese partido, sin su líder supremo, se mantienen como una veleta en donde los que  se creen líderes o dirigentes no coordinan una estrategia que los aglutine y los devuelva a representar la esperanza que siempre han sido y en la cual la masa silente encontró el apoyo de acogerse a su sombra y evadir las huestes perredeistas, y ahora la de los peledeistas más sectarios y con espíritu de elogio y de discriminación de que el gobierno es solo para ellos.

Los peledeístas ofrecieron los resultados de las votaciones para elegir a los miembros de su comité central, y con los datos conocidos, se sabe que muy poco obtuvieron la votación estipulada para el CC, conociendo quienes asumirán el control del partido. Las denuncias del uso de los recursos del poder estuvieron a la orden del día. De manera que se han mantenido en la misma línea de los demás partidos y de sus políticos que exigen revisiones y hasta elecciones suplementarias porque se ha cometido un fraude con ellos y un abuso, que para el caso del PLD es sin duda el umbral para una estructura que perdería el poder, no solo el próximo año, sino en el 2008.

Lo más importante de esas elecciones internas de los tres partidos mayoritarios es que la sombra del fraude dominó el ambiente de las mismas, y las denuncias que se han formulado confirma como actúan los políticos. Por eso no debe extrañar por qué cuando se celebran las elecciones generales, ya a las diez de la noche de cada 16 de mayo se están reclamando los boletines, o se dice que se están cometiendo fraudes, que se robaron las urnas, se modificaron las actas, etc., lo cual es una recurso de una fauna política inmadura y ambiciosa, que se apoya en los demás dominicanos para obtener un voto que los lleve a convertirse en depredadores de los recursos del poder. De ahí los temores internacionales de que nuestra democracia es frágil y debe estar sujeta a aplacar las ambiciones con las dádivas que se derivan del disfrute de los cargos, no solo para los que están en el poder sino para acallar muchas de las voces más militantes de la oposición.

La conducta de los políticos de los tres partidos, que han celebrado sus elecciones internas, confirma una conducta normal en sus procedimientos y en sus angustias de no verse muy alejados del poder, y las denuncias de fraude como se han manifestado en las pasadas semanas, confirma de que cada una de las generales, y hasta las parciales, siempre estarán sazonadas con el grito de los políticos que no quieren perder sus vigencias y no aceptan se relevados de posiciones, que si bien muchas veces no los lleva a un cargo de importancia, al menos, con los recursos que reciben de la Junta Central Electoral, les permite llevar una vida sin trabajar para estar opinando en cada programa mediático de la televisión, la radio o apareciendo sus declaraciones en los medios escritos. Por lo tanto, ya sabemos por qué existirán las denuncias de fraude en cada una de nuestras elecciones, lo cual es el condimento más fuerte en el sabroso condumio criollo de las elecciones con el desahogo histérico de cada político perdedor.

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