El freno moral

El freno moral

Primero se planeó construir un vehículo que permitiera llegar al objetivo con seguridad, libertad, solidaridad, respeto, disciplina, sin imposiciones, y luego se iniciaron los trabajos.

Tiempos difíciles, cuesta arriba, contra vientos y mareas, las aguas encrespadas fueron vencidas y el barco llegó al puerto donde se pondrían en vigencia los propósitos.

Ningún obstáculo fue suficientemente aterrador, ninguno provocó desaliento, la marcha continuó sin descanso. Se perseguía la felicidad del pueblo, se trabajaba por el retorno a la moralidad.

La seguridad para todos era uno de los objetivos fundamentales, pero no habría seguridad sin respeto a los derechos de cada quien con el mismo celo que se exige que se respeten los propios.

Se inició el camino hacia la igualdad de todos sin imposiciones, con disciplina, con sentimientos de solidaridad. La generosidad hizo presencia y el trabajo tesonero de años de lucha comenzó a dar frutos.

¿Cuáles eran los frutos? ¿Qué se había sembrado?

Se sembraron semillas de esperanza, pero nos dimos cuenta no basta con la esperanza, la esperanza hay que vestirla con realidades y los sueños de convierten en realidades mediante el trabajo sin desmayo.

Entonces, se decidió crear una organización que permitiera canalizar todas las aspiraciones: libertad, decencia, rechazo a la corrupción,   procedimientos cuyo cumplimiento facilitara el cumplimiento del principio al respeto al derecho ajeno.

Se escribieron reglas y se inició la construcción de un espacio que permitiera a todos ejercer sus derechos de igualdad, sin imposiciones, sin trampas, sin que alguien quisiera alzarse con el santo y la limosna.

Ante los intentos de dominación por malas artes, ante los intentos de desconocer los derechos de los otros, se impuso la voz de los demás de los demás, de una mayoría que a veces permite que algunos se confundan y lleguen a pensar que dominan a los más colocándoles un narigón.

La historia se escribe con hechos. Los hechos históricos están ahí. Las prácticas antidemocráticas son un reflejo del  pensamiento y las intenciones de quienes actúen en tal o cual dirección.

Cuando se intenta desviar el grupo hacia el abismo mediante procedimientos que quebrantan el orden moral, que intentan corromper el grupo, hay que ver y saber para quién se trabaja.

Si el grupo tiene claro su norte, si el grupo sabe hacia dónde va, debe alejarse de los cantos de sirena y determinar qué es lo que realmente le conviene, determinar quién trabaja para beneficio del grupo y quien quiere avasallar sin que se sepa para quién trabaja.

A quienes piensan y actúan en el terreno de la compra de voluntades les recuerdo el escudo del perredeísta: vergüenza contra dinero.

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