Una constante que se reproduce a través del tiempo en el cuerpo administrativo del Estado es la acostumbrada práctica de los funcionarios de alto rango de evadir las responsabilidades de sus cargos, agravando de esa manera las ineficiencias de un buen ejercicio de dirección. Quienes rehúyen las responsabilidades van desde el Jefe del Estado hasta el alcalde municipal de un olvidado distrito fronterizo o en las montañas.
La irresponsabilidad es la costumbre del dominicano burócrata de evadir las obligaciones tratando siempre de pasarle la papa caliente a otro subalterno u otro departamento de manera que no le toque aplicar las medidas correctivas para enmendar errores o corregir informes distintas a las que dictan las leyes.
Y lo anterior se agrava cuando se trata de una banda de burócratas de escasa experiencia de Estado. Son jóvenes ávidos de grandeza y afincándose en los sitios donde aparece el dinero aglutinador de prácticas indebidas que llevan grandes sumas de dinero a los bolsillos de los incumbentes sin señales de las desviaciones de los recursos.
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Tan solo se descubren o se captan a las claras recordando aquella pintoresca sentencia de uno de nuestros dictadores del siglo XIX, Lilís, de que se comieran la gallina pero ocultaran las plumas.
Ahora en un siglo que se acumulan todo tipo de conocimiento especialmente en las comunicaciones, los hechos corruptos en contra de los recursos son mas notables y directos.
De ahi es ver como los funcionarios principales de la anterior administración peledeista están en manos la Justicia en unos agotadores, y de mucha inquina juicios, que todavía no se sabe a ciencia cierta si es que no tienen suficientes pruebas o dan largas a los asuntos a la espera de un cambio de funcionarios gubernamentales.
Es para esperar una salida de casos de exfuncionarios que ya le ha sido destruida su honra si es que comprueba insuficientes pruebas de los diversos casos que ameritaban algún tipo de coerción las que se les ha aplicado con todo el rigor de una justicia severa. Con los casos de corrupción que están los tribunales y cometidos por los exfuncionarios peledeistas cuya gestión finalizó en agosto del 2020 ha permitido que el público con el aparataje del apresamiento de los acusados de antemano de ver de como disponían y desaparecían los recursos oficiales hacia destinos distintos para los fines a que estaban destinados. El Estado ha sido generoso para que se le desfalque con impunidad. La indolencia de los funcionarios para atender sus cargos. Solo los asuntos de enriquecimiento los atraen y perturban que el Estado opere correctamente aun cuando sean novaros sin conocimientos para ejercer funciones de administradores.
Los medios legales que supuestamente sirven para impedir bellaquerías y facilidades contables con impedimentos son cada vez más severos, establecidos para evitar mañoserías con los fondos públicos.
Se han establecido todo tipo de trampas legales para que no se haga lo malo y que no se evadan los controles que se han establecido y sin grietas para evadir los controles.
Sin embargo se cometen abusos y buscan las forma de evadir los controles y se las ingenian de muchas formas para eludir los trámites legales que dificultarían los desembolsos para los trabajos del Estado