El fundamentalismo protestante

El fundamentalismo protestante

Fundamentalismo: movimiento surgido en el protestantismo estadounidense

De acuerdo al teólogo e historiador Justo L. González, el fundamentalismo, en el sentido estricto es un movimiento que surgió dentro del protestantismo norteamericano, y su nombre proviene de los cincos puntos fundamentales que los fundadores del movimiento promulgaron en una conferencia bíblica que tuvo lugar en Niágara en 1895.

Los cincos puntos, tenían que ver con la infalibilidad de la Biblia, nacimiento virginal, muerte y resurrección física de Cristo en expiación por los pecados y su segunda venida.

Históricamente el fundamentalismo aparece como una respuesta a las controversias doctrinales que aparecieron en las iglesias protestantes de Estados Unidos cuando el modernismo empezó a echar raíces en varias denominaciones.

Visto desde esta óptica, el fundamentalismo es un fenómeno local, propio de ese país en respuestas a confrontaciones teológicas que venían de Europa, particularmente de Alemania y Francia, cunas del liberalismo y la neoortodoxia fundada por el célebre teólogo suizo Karl Barth.

El fundamentalismo se formó por la unión de hermanos de diferentes denominaciones (bautistas, congregacionalistas, presbiterianos, independientes e incluso algunos metodistas) para luchar juntos en un frente común contra el liberalismo y el modernismo.

El término fundamentalismo apareció por primera vez en una serie de folletos publicados en la primera parte del siglo XX bajo el título de Los Fundamentos. Dos hombres de negocios, Milton Steward y Lyman, pagaron los gastos de publicación de estos escritos por evangélicos denominacionales como por independientes.

Contenían alrededor de noventa artículos escritos por sesenta y cuatro autores diferentes. Autores como R. A. Torrey, C. I. Scofield, conocido ampliamente en esta parte del mundo por su Biblia anotada, James Orr, B.B. Warfield, G. Campbell Morgan, entre otros.

Es interesante destacar que aunque muchos de los autores eran conocidos por su erudición, los artículos fueron escritos a un nivel laico. El tema de los artículos no fue programado sino que se fueron recogiendo los diferentes artículos y puestos en orden por un comité para publicarlos en estos volúmenes.

El foco principal de los Fundamentos era la defensa de las Sagradas Escrituras, destacando su inerrancia e infalibilidad.

En esencia, el fundamentalismo lo que afirma es que hay verdades fundamentales que no pueden negarse y deben ser aceptadas dogmáticamente, sin importarle si esos fundamentos o dogmas son compatibles o no con los resultados de las ciencias o los avances sociopolíticos en relación a derechos y libertades.

En ese sentido, los fundamentos se elevan y se convierten en un ídolo, entonces aparece una lealtad a la doctrina, no al Señor a quien la doctrina revela, tanto los fundamentos de la fe cristiana, como la teología y las doctrinas que se derivan deben ser un medio, un instrumento al servicio de la Iglesia para realizar la obra de Dios en el lugar donde este.

El liberalismo teológico, por su lado, reduce y relativiza ese conjunto de dogmas a su mínima expresión, procurando interpretarlos de la forma más adaptada posible a las ciencias y al progreso político, relajando la interpretación de los textos bíblicos a todo lo que haga falta para lograr esa compatibilidad.

De esta forma, los liberales son capaces de admitir la teoría de la evolución considerando que el relato del libro de Génesis no es una descripción histórica de acontecimientos sino una forma poética de expresión de otra verdad más profunda, o el matrimonio homosexual diciendo que la condena bíblica de esa práctica es una reminiscencia de los prejuicios de la época en fue redactado el texto bíblico y no un mandato divino que tenga vigor hoy en día.

Según el funda- mentalismo, hay verdades funda- mentales que no pueden negarse

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