El fundamento de la sociedad

El fundamento de la sociedad

Dos prominentes predicadores caminaban por la calle de una ciudad. Se encontraron con una mujer que frente a una multitud en la plaza pregonaba sobre una plataforma el evangelio de Cristo.

“Esto es una vergüenza”, dijo uno de ellos.

Pero el otro le contestó: “Lo que es una vergüenza es que no hayan hombres dispuestos a hacer lo que ella hace”.

Jueces capítulo 4 en adelante es la porción de  la Escritura donde por primera vez aparece una mujer asumiendo una posición de liderazgo en la historia sagrada.

Débora se había constituido en la gobernadora de la joven nación de Israel después de haber tomado posesión de la tierra prometida.

Los judíos debían derrotar al rey Jabín de Canaán. Pero no había hombre que se atreviera.

Ella, entonces,  instó a Barac para que lo hiciera. Éste manifestó temor y dijo que sólo lo haría si ella lo acompañaba. Ella lo hizo pero le indicó que el honor sería de ella.

Así ocurrió. La heroína fue Débora.

Sin embargo, este hecho demuestra hasta qué punto se produjo la crisis en la nación, que una mujer tuvo que asumir el mando.

El reconocido teólogo J. Vernón MacGee dice que los tres elementos indicadores de una nación en decadencia son: la inflación, el materialismo ateo y cuando las mujeres abandonan el hogar.

“Las mujeres no deben dejar el hogar”, afirma categóricamente en sus escritos.

 Ante un liberalismo feminista esto claramente constituye una alarma.

El hogar ha sufrido un gran impacto después de la revolución industrial y la entrada del capitalismo.

La participación de la mujer en las fábricas, en las oficinas y en los puestos de dirección ha destruido el modelo tradicional de la familia.

Nadie puede negar que esto ha tenido un gran efecto para los hijos y la sociedad.

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