El fútbol dio esperanza a la Resistencia polaca contra los nazis

<P>El fútbol dio esperanza a la Resistencia polaca contra los nazis</P>

VARSOVIA, (AFP).- Polonia dio el viernes el pistoletazo de salida a la Eurocopa-2012, en un país donde viejos iconos de la Resistencia, como Leszek Rylski, recuerdan cómo los campeonatos secretos de fútbol dieron esperanzas al pueblo en los años de la ocupación nazi.

«Zbikowski, un defensa, asesinado. Los Izydorzak, delanteros, asesinados durante la insurrección de Varsovia» en 1944, enumera este anciano de 92 años.

Su historia, como la de cientos de otros futbolistas polacos de las ligas secretas, es muy poco conocida en Polonia y prácticamente desconocida fuera de las fronteras del país «Aquello nos permitía olvidarnos de la dura realidad del día a día. Era una ilusión de normalidad», explica Rylski, rodeado de trofeos.

«Era un acto de protesta contra la ocupación alemana. Era peligroso, pero estábamos satisfechos ya que aquello demostraba, a pesar del terror, que estábamos ahí», añadió. En una Polonia ocupada desde 1939, los judíos eran relegados a guetos o enviados a los campos de la muerte, pero también los católicos podían sufrir el reinado del horror de los nazis, con ejecuciones y deportaciones.

Para resistir, Polonia desarrolló una especie de Estado secreto, dotado de un gobierno, de un ejército (Armia Brajoka, AK) y de un grupo de soldados de Interior, que fue el principal movimiento de la Resistencia a los nazis.

Ese Estado secreto contaba con escuelas, teatros y… ligas de fútbol. «La gente, que tenía que enfrentarse a una ocupación brutal, quería conservar algo importante para ellos», analiza el historiador Jan Szudlinksi.

«El deporte es importante en una sociedad. Organizando campeonatos clandestinos, esta gente mantenía también en vida un pedazo de la cultura polaca», subraya.

El joven Leszek Rylski, contagiado del ‘virus del fútbol’, nació en 1919 en Jaroslaw (sudoeste) y a los 15 años ingresó en el club regional de Ogniesko. Con veinte años decidió ir a Varsovia, donde empezó a oír hablar de «gente que juega al fútbol». Esa «gente», liderada por el exatacante internacional Jozef Ciszewski, estaba realmente muy organizada.

«Querían que fuera algo formal. Así, en la primavera de 1940, nació la idea de un campeonato en la Varsovia ocupada», recuerda Rylski. El 20 de mayo, ocho equipos se reunieron en el parque del barrio de Mokotow, en el sur de la ciudad. «Era algo primario, utilizábamos abrigos para marcar las porterías», recuerda. Blysk, su club, donde militaban varios exinternacionales, ganó ese campeonato.

«Jugábamos en diferentes lugares de la ciudad para evitar a los servicios de seguridad alemanes. Sentíamos un auténtico sentimiento de libertad, pero teníamos también presión porque nos podían detener en cualquier momento», explica, señalando que él podía jugar tanto como atacante como de defensor o en el centro del campo.

Había grupos que vigilaban que no llegara ninguna patrulla alemana. «Nos teníamos que dispersar cuando veíamos vehículos blindados y declarábamos el partido interrumpido», rememora Rylski, que seguía de forma paralela, también de forma clandestina, una formación como integrante del ejército AK.

La situación de peligro constante afectó al Blysk en 1943: «Muchos jugadores fueron detenidos o asesinados». Rylski se unió entonces a otro club, el Marymont, hasta la insurrección de Varsovia a mediados de 1944, donde murieron 200.000 personas y durante la cual gran parte de la ciudad fue destruida, antes de ser tomada por el Ejército soviético al año siguiente.

De regreso a los terrenos de juego de 1945 a 1948, Rylski pronto dio el salto a los banquillos y a la dirección, asumiendo responsabilidades, y llegó a ser responsable de la Federación Polaca de fútbol primero y luego miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, que impulso la disputa en 1960 de la primera Eurocopa, hace 52 años.

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