El sistema dominicano de instituciones de educación superior se ha transformado de manera muy significativa en los últimos cincuenta años. Su población estudiantil ha aumentado de manera considerable.
Existe hoy una diversidad de instituciones del género con fines y funciones muy variadas. Se han multiplicado y diversificado las carreras profesionales y los programas de estudios que en ellas se cursan. Ninguna de nuestras otras instituciones vive mayores transformaciones y afronta mayores retos que aquellos que hoy experimentan nuestras universidades.
Las mismas han venido experimentando cambios en su estructura y composición, en su papel ante la nación, en los objetivos que se trazan, y en la organización que se dan para alcanzarlos. El avance de la democracia y, como consecuencia de ello, la ampliación de las oportunidades educativas, ha sido el motor generador de todas esas transformaciones.
En tiempos de Trujillo, la Pontificia y Real Universidad de Santo Domingo, Primada de América, era un coto cerrado, un patrimonio de una minoría privilegiada.
Hoy, cursan estudios en la UASD un número cada vez mayor de jóvenes que antes no hubieran podido acceder a ella; mujeres que unos años atrás debían contentarse con encontrar un buen marido; gentes marginadas y sin apoyo; profesionales que buscan actualizar sus conocimientos, mediante cursos cortos; y adultos que aspiran a obtener un título profesional que no pudieron alcanzar cuando eran jóvenes.
A pesar del crecimiento acelerado de la población de jóvenes dominicanos que cursan estudios en nuestras universidades y en instituciones de educación superior, la tasa de escolarización del nivel terciario aquí continua siendo baja, menos de 400 mil estudiantes inscriptos en 33 universidades y en 8 institutos de estudios superiores, es decir, menos del 10% de los dominicanos y dominicanas de edades comprendidas entre los 18 y 30 años de edad.
La población estudiantil de la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo sobrepasa los 200 mil estudiantes, más de la mitad de la población universitaria de todo el país.
La influencia de la UASD en la sociedad dominicana es considerable. Su origen data de los tiempos coloniales. La UASD es más vieja que la República: y en su momento llegó a ser la única institución docente del país de alcance nacional. A todo esto puede agregársele la calidad de la enseñanza que allí se imparte, el desarrollo de sus investigaciones y la bien orquestada de su política de extensión cultural.