El futuro de Petrocaribe, atado a la situación política en Venezuela

El futuro de Petrocaribe, atado a la situación política en Venezuela

El mantenimiento del acuerdo de Petrocaribe, bajo sus actuales términos a los países beneficiarios, es crucial para la sostenibilidad de la economía dominicana,  particularmente en una etapa en que aún arrastra los efectos de un cuantioso déficit fiscal.

Ese histórico convenio, suscrito el 29 de junio de 2005 en la ciudad de Puerto La Cruz, en el oriente de Venezuela, ha permitido al país enfrentar sus más acuciantes problemas financieros e impedir que los precios locales de los combustibles, ya de por sí elevados, alcancen precios todavía más altos.

La muerte del presidente Hugo Chávez plantea, además del dolor por la partida de un amigo leal y solidario con las naciones de la región, una situación de incertidumbre sobre el futuro de Petrocaribe, que impulsó con su liderazgo y del cual fue su más decisivo defensor.

Aunque representantes del chavismo han dado garantías de la continuidad de esa importante plataforma de financiamiento, nada asegura que se pueda mantener con su esencia original, en medio del difícil escenario de transición política por el que atraviesa Venezuela, tras la desaparición del líder de la revolución bolivariana.

Las dudas surgen por la lucha de poder que comenzó a evidenciarse desde el mismo día del fallecimiento de Chávez y que podría intensificarse con el paso de los días hasta la celebración de nuevas elecciones en Venezuela, en momentos en que la oposición presiona para que se fije una fecha, conforme a lo establecido en la Constitución.

Un eventual cambio en los términos del convenio o su eliminación asestarían un severo golpe a las finanzas públicas y a las posibilidades de que se pueda continuar en el país un sostenido programa social en favor de los sectores más necesitados, que forma parte fundamental de la filosofía de gobierno del presidente Danilo Medina.

Si el chavismo logra triunfar en las próximas elecciones, con el vicepresidente Nicolás Maduro a la cabeza, como heredero político, es probable que no haya drásticos cambios en la política y los esquemas que caracterizaron las relaciones diplomáticas y comerciales de Chávez con sus amigos de la América Latina y el Caribe.

Sin embargo, las perspectivas serían bien distintas si la oposición, liderada por Henrique Capriles, pudiera imponerse en los próximos comicios, en virtud de las críticas mantenidas a la política exterior de Chávez, principalmente en cuanto al programa de asistencia petrolera.

Sin embargo, todo parece indicar que la posibilidad de un triunfo de la oposición será bastante difícil, en razón de que el acentuado fervor de los pobres venezolanos, que fueron el centro de su atención, hace prever un masivo voto a la memoria de Chávez y a su legado.

Este es precisamente el punto en que se apoyan quienes no albergan temores sobre Petrocaribe, al sostener que una variación equivaldría a traicionar los postulados de Chávez, debido a que fue concebido para crear un proceso integral que fomentara la calidad de vida de los pueblos, en especial de los sectores menos favorecidos.

Con la muerte de Chávez, la República Dominicana ha perdido a un amigo entrañable y entusiasta colaborador  que contribuyó, con un nuevo enfoque de Estado,  a la gobernabilidad democrática y a los programas destinados a disminuir la brecha entre ricos y pobres.

La mejor forma de honrar su memoria y rendir tributo a sus aportes será con un firme compromiso de que Petrocaribe logre esos objetivos sociales de forma concreta y efectiva para combatir la desigualdad social en el continente.

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