Cada vez que el núcleo familiar se desmorona, se quiebra, por la ausencia de uno de los padres o de ambos, a consecuencia de la violencia intrafamiliar, y quedan hijos, el primer lamento es: “¡triste el futurto de esos niños, de esos adolescentes!”; la primera interrogante: “¿Cuál será su futuro?”.
Esto así, porque inmediatamente ocurren estos episodios de violencia, se entiende que los niños y adolescentes sobrevivientes de feminicidios heredarán, adquirirán, asumirán, la cultura violenta de sus progenitores.
A propósito de esta interrogante, y de la conmemoración en noviembre del Mes de la Familia y de la No Violencia contra la Mujer, consultamos al psicólogo clínico y terapeuta familiar Luis Vergés sobre el tema.
A juicio del experto, el pasado de los niños y niñas sobrevivientes del feminicidio estará muy condicionado a la respuesta social de apoyo y ayuda por parte de las redes que se puedan crear en torno a ellos, no solo de parte del Estado, sino también de parte de los familiares más cercanos, y de la propia comunidad.
Vergés, quien es además director del Centro de Intervención Conductual para Hombres de la Procuraduría General, indica que uno de los principales desafíos con estos sobrevivientes es contribuir al rescate de la normalidad de sus vidas, “sobre todo para prevenir que el trauma generado por la violencia arruine su desarrollo como personas”.
“La sociedad está llamada a esperar grandes cosas de estos niños y niñas, bajo la premisa de que el hecho ocurrido no debe marcarlos como personas. Es importante reconocer que lo ocurrido fue lo anormal, y no ellos; con nuestro apoyo y acompañamiento podremos contribuir a su sano desarrollo. Lo que esperemos de ellos dependerá de cómo les acompañemos”, precisa el psicólogo.
Afirma que “un niño, niña y adolescente puede desarrollarse como una persona normal, siempre y cuando superemos los mitos que contribuyen a encasillarlos o a estigmatizarlos de forma negativa”.
¿Cuántos son los sobrevivientes? La respuesta de Vergés es que, según estimación, por cada feminicidio hay tres casos de niños, niñas y adolescentes sobrevivientes. Si tomamos ese parámetro, con las más de 88 víctimas en lo que va de año, la cantidad de huérfanos supera los 200.
Secuelas. Indica el facultativo que entre las secuelas que podrían presentar estos niños están: bajo rendimiento escolar, irritabilidad, depresión, estrés postraumático, falta de sueño, problemas de atención, trastornos de alimentación y otros.
“Estas secuelas, si no se interviene a tiempo, podrían arrastrarse toda la vida, hasta afectar sus relaciones posteriores”, concluye.