El futuro del PRD

El futuro del PRD

DANILO CRUZ PICHARDO
Sentado en el Salón de Profesores de la Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, un profesor amigo demandó mi parecer sobre el futuro del Partido Revolucionario Dominicano. En ese momento me abstuve de opinar, porque en honor a la verdad la pregunta, desde una perspectiva objetiva, no es tan sencilla de responder.

Y es que no soy dado a la emisión de vaticinios políticos a largo plazo, porque las circunstancias varían. Y habrían que tener una bola de cristal para establecer si las futuras circunstancias favorecerían a determinados partidos políticos.

De forma posiblemente subjetiva podría decir que el futuro del PRD dependería del gobierno que haga el PLD, de la unidad perredeísta, de su imagen y del propio candidato presidencial que presente en la contienda electoral del año 2008.

Hasta el momento la presente gestión gubernamental marcha bien. La tasa de cambio ha bajado, debido a la confianza que el actual mandatario inspira en los sectores productivos, y las medidas de adecentamiento que se toman en la Policía Nacional, son aspectos que se perciben positivamente en los segmentos de mayor nivel político. Muchos ciudadanos que sufragaron por el PLD esperaban el retorno de los viejos precios en artículos y servicios de consumo, posibilidad que sólo tiene cabida en mentes de personas que no entienden los fundamentos más elementales de la economía.

Mirando hacia el futuro podría decirse que el gobierno tiene en su contra el problema eléctrico (que es grave y dudo que en cuatro años haya un real solución), pero también las altas tasas de desempleo y pobreza y, como si eso fuera poco, una tarifa petrolera cada vez más costosa.

Esos son factores suficientes como para producir una desgaste popular acelerado en el PLD. Es una situación similar a la de los partidos gobernantes del continente, los cuales, en los últimos tiempos, han tenido serios inconvenientes para la retención del poder y para muchos el éxito ha descansado en permanecer el período completo por el que fueron electos.

Aquí mismo, en nuestro país, las estadísticas electorales revelan que cada proceso electoral es diferente al anterior. Es una constante digna de tomar en cuenta a la hora de hablar del comportamiento electoral futuro de los partidos políticos dominicanos.

Sin embargo, en la política, como en la pelota, se pueden producir excepciones. Ahí está el caso reciente de los Medias Rojas de Boston, en grandes ligas, que después de estar en desventaja 3 a 0 ganaron cuatro juegos consecutivos y se alzaron con la Serie de Campeonato de la Liga Americana. Se trata de un acontecimiento sin precedentes en la historia del béisbol, por lo que en política tampoco se debe descartar nada que sea posible desde el punto de vista matemático.

La política dominicana tiene también sus estadísticas históricas, las cuales suelen colocar a los partidos de gobierno en  posiciones de desventaja. Ahora el PLD es gobierno y aunque postule nuevamente al doctor Fernández, el único que ha llevado a esa organización al poder y en dos oportunidades, estaría siempre a la defensiva por los problemas económicos y sociales que seguro estoy que no resolvería.

Ante la hipótesis de que Fernández procure la reelección presidencial, aun con un escenario social y económico desfavorable, no deja de ser un candidato fuerte y al que no se puede subestimar jamás, porque no suele cometer errores, conserva el discurso para los momentos oportunos y se cuida como si fuera un producto de nevera.

La suerte del PRD, sin embargo, no depende sólo de lo que el gobierno haga o no haga, de la agenda peledeísta o de las fichas mejores que pueda mover en el marco de una campaña electoral. La suerte del PRD depende también de su imagen, que no es buena, es mala, por lo menos en estos momentos.

La suerte del PRD dependería, de igual manera, de su candidato presidencial. El PRD tiene una serie de supuestos presidenciables que son verdaderos cohetes explotados y las posiciones alcanzadas se las deben al doctor Peña Gómez, incluyendo aquellos que se proponen «modernizar al partido», quizás de la misma forma en que se modernizó al INVI y a sus famosas madrinas.

¿Con qué moral se puede modernizar al PRD después de haber sido socio y cómplice de todos los desaciertos, improvisaciones, actos dolosos y payasadas del pasado gobierno de Hipólito Mejía, el hombre que acaba de llenar de lodo podrido a esa organización política?

El éxito del PRD en las elecciones del 2008 podría depender de una candidatura presidencial del licenciado Hatuey De Camps, el único que adoptó una posición seria y de principios verdaderos en la contienda electoral del 2004, el único que luce ser algo diferente y con una imagen refrescante. Si los perredeístas, mayoritariamente, se aglutinan en torno al presidente del PRD, licenciado De Camps, las posibilidades de armar un muñeco viable y de retornar al poder son reales. La unidad de la organización y la candidatura presidencial son dos aspectos fundamentales.

Si contrariamente las circunstancias resultan desfavorables el PRD tendría un futuro incierto y el peledeísmo podría colarse nuevamente, rompiendo así con el comportamiento electoral exhibido en los últimos tiempos por los partidos gobernantes en el continente y, de forma particular, en la República Dominicana.

Sólo hay que pedir a Dios que ilumine al PRD.

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