Las mujeres han tenido oportunidades de participar como candidatas. La primera que optó por una candidatura vicepresidencial fue la luchadora anti trujillista doctora Josefina Padilla viuda Sánchez en 1962, acompañando a Alfonso Moreno por el desaparecido Partido Revolucionario Social Cristiano. La doctora Milagros Ortiz Bosch fue vicepresidenta con Hipólito Mejía en el año 2000, y la doctora Margarita Cedeño de Fernández lo es actualmente con Danilo Medina. Otras mujeres han hecho intentos. Algunas sin éxito, pero varias han logrado posiciones congresuales y municipales.
Pero con la proyección que las mujeres van tomando en los últimos tiempos a lo interno de los partidos y en la sociedad, se podría proyectar un escenario en el que los aspirantes masculinos tengan que adelantar sus pasos, si las mujeres que vienen detrás corren bien. Lógicamente, si mantienen actitudes coherentes y no se dejan empujar por el tradicional comportamiento que ha ocasionado tanta división, erosión, atomización o desesperación.
Porque en política las cosas no se producen de forma absolutamente fortuitas. El lanzamiento de Minou Tavares Mirabal como candidata a la presidencia en las elecciones pasadas, por fuerzas alternativas, además de su accionar como dirigente peledeísta, su experiencia legislativa y su historial familiar, la colocan en un sitial privilegiado. Y ya con su participación como candidata en el pasado proceso, podría proyectarse mejor hacia el futuro. Pero todo dependerá de su actitud y su ecuanimidad. Porque le sobra tiempo para conocer más la sociedad, posicionarse mejor y esperar próximos eventos.
La postulación de Carolina Mejía en las elecciones pasadas por un partido naciente como el PRM, que actualmente está en proceso de reformulación de dirigentes y la proyecta como segura Secretaria General, podría abrirle más caminos hacia el futuro político. Porque además de sus condiciones, y haber acompañado a Luis Abinader en las elecciones del 16, al tener detrás o al lado a un líder carismático como Hipólito Mejia, podría garantizarle de forma promisoria ese futuro.
Margarita Cedeño de Fernández, desde la posición vicepresidencial y por su personalidad, no existen muchas dudas de que, o le cae bien a la gente, o pocas personas la rechazan. Y aunque en su partido hay muchos dirigentes que manifiestan aspiraciones, que evidentemente en el 20 intentarán buscar de nuevo la candidatura, probablemente tendrán que contar con ella.
Y así en otras organizaciones grandes, medianas y pequeñas también hay figuras femeninas que podrían aprovechar sus diferentes roles para proyectarse. Ahí están mujeres como Cristina Lizardo, Geanilda Vázquez, Faride Raful, Lucía Medina, Janet Camilo y otras más que si se cuidan podrían jugar papeles más estelares en la política.
Y qué bueno que suceda así. Que las mujeres aspiren a posiciones directivas, electorales y hasta a la presidencia y Vicepresidencia de la República. Que impongan un nuevo estilo de hacer política. Y si así sucediera, en un período de tiempo no muy largo podríamos tener un escenario, además de interesante, hermoso. Por eso me atrevo a decir que el futuro les abre camino a las mujeres. Pero mucho dependerá de ellas mismas.