El gallito

El gallito

Estoy convencido de que si no hubiera sido por la destemplada reacción del Secretario General y vocero  del PLD, Reinaldo Pared Pérez, al discurso pronunciado  por el presidente del Conep, Rafael Blanco Canto, en el Almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, a la que se sumó el  bocinerío vocinglero que aplaude y celebra hasta las metidas de pata del peledeísmo en el poder,  no se estuviera hablando de la enjundiosa  pieza ni de lo que tan oportunamente propone: la firma de un Gran Pacto entre las fuerzas políticas, económicas y sociales del país en procura del  fortalecimiento  de la institucionalidad democrática, cuya debilidad –como nos recordó Blanco Canto en su discurso– fue puesta en evidencia  durante el pasado proceso electoral. Eso no quiere decir, en  modo alguno, que hay que agradecerle a Pared Pérez porque  su intemperancia nos ha hecho ese gran favor, que también ha empujado  a  las organizaciones empresariales a cerrar  filas alrededor del Conep, con lo que envían un  mensaje que ojalá reciba, de parte del Gobierno, la lectura apropiada. Porque si en el Palacio Nacional hacen lo  mismo que el reelecto senador del Distrito Nacional, quien intentó descalificar a Blanco Canto acusándolo de estar parcializado  en favor del PRM, estarían cometiendo  el mismo error del vocero peledeísta, quien no acaba de enterarse  de que andar todo el tiempo con la ropa de pelear  puesta, dispuesto  a batirse con cualquiera, sin importar el escenario, por cualquier  quítame esta paja, no es la imagen más conveniente para quien se  cree presidenciable. Teniendo cerca tan buen ejemplo como el presidente Danilo Medina, de quien aspira a recibir la antorcha  del relevo, no debería ser muy difícil  para Pared Pérez darse cuenta de que debe moderar su temperamento,  aprender a ocultar mejor su naturaleza intolerante, porque lo cierto es que  se  comporta como un pichón de dictador al que nadie quisiera ver sentado en la famosa silla de alfileres.

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