El giro a la izquierda de Hugo Chávez

<p>El giro a la izquierda de Hugo Chávez</p>

Por qué el socialismo del  siglo XXI de Venezuela  no va a funcionar Comentario Editorial.
Hugo Chávez ha perdido poco tiempo en su cruzada por traer lo que el llama “socialismo del siglo XXI” a Venezuela.  A pocas semanas de su abrumadora reelección ha actuado para cerrar una estación de televisión opositora, nacionalizar empresas de telecomunicaciones y electricidad del país, y extender su control estatal en los campos petroleros.

Nada de esto resulta sorprendente. Chávez dejó claras sus intenciones durante su campaña presidencial del año pasado y el margen de su victoria demuestra que tiene mandato para cumplir sus promesas. Después de tres años con cifras de doble dígito, un crecimiento económico impulsado por el petróleo, los venezolanos están disfrutando algo parecido a un “boom” consumista.

Parte de la reacción del mercado, sin embargo, es exagerada. Chávez está en su perfecto derecho de negociar términos mejores con las compañías petroleras extranjeras, para que los venezolanos ganen una parte mayor de los ingresos adicionales por los altos precios del petróleo, siempre que lo haga dentro de lo que establece la ley.

Sin embargo, el proceder de Chávez despierta preocupaciones serias. La decisión de retirarle la licencia de operaciones a Radio Caracas Televisión, demuestra un autoritarismo alarmante, un recordatorio, como señalara el secretario general de la Organización de Estados Americanos la semana pasada, del militarismo gorila que dominó la política en la región no hace tanto tiempo.

Puede ser que Chávez tenga quejas legítimas contra RCTV que, según alega, respaldó un golpe de Estado hace cuatro años. Pero este es un caso que él debiera seguir por los canales legales. Las elecciones de Venezuela fueron justas y limpias, pero las instituciones del país no son ni abiertas, ni transparentes. La reforma constitucional -en parte, para prolongar la presidencia de Chávez más allá de su actual tercer mandato-, empeorarán las cosas.

Segundo, con toda la retórica sobre los nuevos modelos económicos, Chávez, al igual que generaciones anteriores de líderes populistas en América Latina, sigue siendo dependiente en gran medida del precio de las exportaciones de materias primas. Ya, aún después de un largo periodo inusitado de altos precios para el petróleo, la economía venezolana está sometida  a tensiones.

El gasto del gobierno está alimentando la inflación. Los controles a la tasa de cambio y el descenso en la confianza de los negocios han disparado el crecimiento de un mercado monetario paralelo, que le está añadiendo presión al precio. La inversión privada está cayendo y demasiados venezolanos siguen siendo dependientes de la creciente economía informal para conseguir trabajo. La red de instalaciones médicas, atendida por especialistas cubanos, también está bajo presión, y después de las victorias de los aliados de La Habana en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, es probable que se ponga más tirante aún.

Las restricciones impuestas al mercado y un resultado relativamente mejor de otros gobiernos regionales de centro izquierda, como Chile, y en menor medida, Brasil, mostrarán por qué vía se llega al progreso. Sus políticas monetarias ortodoxas, la prudencia fiscal y una perspectiva más abierta ante el comercio y la inversión, combinadas con instituciones democráticas eficientes y políticas sociales bien enfocadas, ofrecen una receta mucho mejor para el desarrollo.
VERSION IVAN PEREZ CARRION

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