El presidente de la República tiene que actuar como un gran conductor de orquesta sinfónica, que dirige músicos que ejecutan instrumentos tan disímiles como el fagot y el helicón, la batería y el violín.
Debe tener un oído tan fino que pueda escuchar el temblor del ala de una mariposa enamorada, para percatarse de cuando uno de los instrumentistas, en ocasiones exprofeso, deja escapar un sonido discordante que daña el discurso musical.
Debe estar atento, no solo a la armonía del sonido del conjunto de la orquesta, sino también a la gesticulación adecuada de cada ejecutante. Puntilloso, detallista y al mismo tiempo capaz de ver la paja en su propio ojo.
Poner a punto una orquesta es un trabajo de conocimiento, dedicación, largas horas de ensayos por parte de cada uno de los intérpretes y del conjunto de la orquesta.
Para ello, precisa de conocimientos que desbordan lo normal, ejemplo de ello es que, cuando el sonido que producía la orquesta no era el que demandaba el gran maestro, Chaikovski sacó su pañuelo, lo arrojó al aire y mientras la tela bajaba con giros lentos, creando arabescos imposibles, los músicos comprendieron el nivel de delicadeza que exigía el conductor. Por supuesto, el concierto fue un éxito sin precedentes.
La puesta en escena del plan de gobierno que ejecuta Luis Abinader es la de un gobernante que sabe lo que quiere y sabe hacia dónde va, de ahí que el inicio de su Gobierno abarque tantos asuntos.
El plan que desarrolla Luis Abinader constituye una acción totalizante que comprende todo el amplio espectro del Gobierno de la nación.
De inmediato no se percibe la importancia de lo que hace el Presidente al punto de que algunos dicen: pero no se está haciendo nada; el Gobierno no ha despertado; no se siente.
Gobernar es ir realizando acciones que beneficien al pueblo, algunas inmediatas, otras a mediado plazo y las demás a largo plazo, pero eso lo avizora y conoce quien aplica el plan, los gobernados lo van asimilando, mientras más rápido mejor.
En esta nueva administración no se han visto acciones apresuradas, soluciones traídas por los cabellos, todo se va ejecutando conforme a un plan cuyos pasos llevan el ritmo de uno tras otro, para evitar tropezones.
La atención del Presidente está centrada en la nación, ese es su territorio, ese es el lugar donde debe accionar y debe hacerlo bien, para bien de la Patria.
Este país necesitaba el cambio que trajera aire fresco al Gobierno y ya fue puesto sobre el carril.
Este es el tiempo del cambio. Se va ejecutando.
Se avanza, sin prisa, pero sin pausa, para no tropezar por la velocidad ni detenerse por ignorancia. Todo tiene su tiempo.