El gobierno como consecuencia

El gobierno como consecuencia

JULIO BREA FRANCO
jebfa9@gmail.com 
Rodríguez Zapatero fue electo por sexta vez consecutiva Diputado al Congreso en la provincia de Madrid. No lo fue como Jefe del gobierno. En un régimen parlamentario – y España lo es – el gobierno es una consecuencia y no un producto directo de las elecciones. No se puede hablar de la reelección del Presidente del Gobierno. Es algo muy distinto a las reelecciones nuestras.

En apenas cuatro horas – entre las ocho y las 12 de la noche –  fueron procesadas las cifras preliminares de una jornada electoral sin incidentes. 894 mil votos socialistas por encima de la votación de los populares (PP) consolidaron la victoria. La diferencia fue de tan solo un 3.5 por ciento de los 25 millones 514 mil 571 votos. La participación fue bastante buena: 75.33 por ciento.

España empezó su proceso electoral mucho después que República Dominicana y terminó mucho antes de lo que lo haremos nosotros. Fue una campaña corta con dos debates “cara a cara” entre los dos líderes principales.

Los resultados reconfirmaron un bipartidismo perfecto. La estabilidad en la mayoría gobernante con alternabilidad ha contribuido a un gobernar con respiro y alcance.

Las elecciones reiteraron la fe y la credibilidad de los españoles en su democracia, en las elecciones y en sus instituciones. En la administración electoral se involucra el Ministerio de Interior. Por eso, al final del recuento, comparecieron en televisión tanto la Vicepresidente del Gobierno como  el Ministro de Interior, ambos socialistas, para informar de los resultados. Quizás algo impensable aquí con homólogos a lo Almeyda Rancier.

Los resultados del domingo en la noche fueron preliminares. El escrutinio en las Juntas provinciales comenzó tres días después. Este segundo escrutinio es la base para el resultado definitivo. En España, como en muchos otros estados, se diferencia claramente las tres etapas de un computo electoral: la preliminar, la provisional y la definitiva.

Con 25 millones de votos, 60 mil mesas electorales, boletas para 100 partidos y con un territorio 10 veces mayor que República Dominicana, cabe la pregunta: ¿Cómo lo hacen en cuatro horas?

Utilizan el teléfono. En cada mesa hay un representante de la Administración. Durante la jornada hace tres reportes sobre la concurrencia y las novedades (a las dos, las seis y a las ocho).

Cuando cierran la votación a las ocho, se procede al escrutinio, se levanta el acta y se entrega una copia al administrativo, quien comunica los datos telefónicamente a un centro de acopio. De ahí al computador central del Ministerio y al público de inmediato.

El ambiente político es tan diferente que los dominicanos tenemos que emplear más de 200 millones de pesos para que en 740 recintos, la mitad de las mesas (6,599) puedan transmitir directamente la copia escaneada del resultado la noche del 16 de mayo con la esperanza de disponer el 50 por ciento del resultado a medianoche.

La fe de los españoles no es la nuestra. Nosotros sufrimos de paranoia.

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