El gobierno compartido

El gobierno compartido

El planteamiento de Gobierno Compartido, que fuera una de las tantas fórmulas políticas creadas por la fértil imaginación de Peña Gómez en momentos de difíciles coyunturas, ha terminado de manera de trágica, pues las siglas del partido que entrañablemente amó: el PRD, son asociadas a una suerte de pacto de gobierno, no de gobernabilidad, entre el actual presidente de éste con el presidente del partido de Bosch, que su vez lo es también de la República.

La historia tiene sus ironías, para decirlo con Isaac Deutscher, a toda la sociedad dominicana, a toda la militancia del PLD, que se funda como la negación al significado del PRD, y a toda la militancia de este último que se piensa totalmente diferente de aquel, se le piensa imponer una forma de conducción del país, mediante un pacto discutido únicamente entre el presidente del PLD (sin que aún sepamos a ciencia cierta si fue sólo por él) y el presidente del PRD y su núcleo DURO.

Más que la Constitución mostrenca y medieval, surgida del referido pacto, lo más preocupante de la presente coyuntura política es el que mismo significa una amenaza para el avance democrático en nuestro país. Este constituye una avance en el proceso de significado de la clase política en nuestro sistema político. Por ejemplo, de ser una mediación entre la sociedad política y la sociedad civil, de mediación entre la economía y la política, se ha convertido en un grupo político/empresarial que por controlar el poder político, lo usa para potenciar sus intereses económicos, queriendo establecer una sociedad post política, vale decir, sin pluralismo político y con pluralismo económico de baja intensidad.

 El “gobierno compartido” lo integran dos jefes/facciones. Algo totalmente diferente a como lo pensó Peña Gómez, el cual en su calidad de candidato presidencial, lo justificó desde el punto de vista de los postulados de la Social Democracia, en una brillante ponencia en la Sala Julio Ravelo del INTEC. Esta forma adulterada de gobierno compartido no sólo excluye la sociedad en sentido lato, sino que niega el papel de conducción de los partidos en nombre de los cuales se firmó.

Hasta el momento, resulta sumamente preocupante que en el PRD sólo se hayan alzado algunas voces: Hipólito Mejía, Luis Abinader y Guido Gómez en tanto jefes de tendencias, en sentido general, Hugo Tolentino lo ha apoyado y aún se espera una reacción clara y contundente de rechazo de gente como Milagros Ortiz, Enmanuel Esquea, entre otros. Del lado del PLD, hacia afuera: mutis completo. Una pena.

Sin embargo, como no estamos ante el fin de la política, ni mucho menos, se comienzan a ver varios signos de rebeldía y protestas muy concretos en diversos sectores, fundamentalmente en la juventud, en algunas franjas de los partidos a quienes se les ha impuesto el pacto, en algunos legisladores que han salvado sus honras personales, entre otros, los cuales de seguro harán  abortar más temprano que tarde un intento de forma gobierno que se pretende sea únicamente compartido por dos proyectos económicos evidentemente convergentes.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas