El gobierno debe reaccionar

El gobierno debe reaccionar

SAMUEL SANTANA
Los resultados del sondeo realizado por la firma encuestadora Gallup-Hoy debe producir una reflexión profunda a lo interno del Gobierno que dirige el doctor Leonel Fernández Reyna. El daño más grande que podría hacerse esta administración es que tanto el presidente como sus funcionarios se afanen en refutar o justificar unos resultados que han hablado con tanta contundencia. La experiencia indica que han sido duras las consecuencias que han sufrido los gobiernos y los líderes políticos que se han afanado por desoír las valoraciones criticas reales que en un momento determinado se les ha enrostrado, y más aún cuando se hace de forma científica como es este caso.

Esta encuesta debe hacer que los peledeístas paren bien las orejas porque la misma parece guardar una relación muy estrecha entre este primer año de gobierno con lo que fue el período gubernamental del doctor Fernández del 1996 al 2000.

Todos recordamos como en ese tiempo se decía oficialmente a viva voz que la economía dominicana había crecido de manera sorprendente, siendo la de mayor ventaja en toda América Latina.

Este crecimiento se exhibía como uno de los logros más importante de la administración morada. El mismo indicaba que los líderes del Partido de la Liberación Dominicana no eran solamente unos teóricos sino que eran gente capacitada para administrar los asuntos del Estado.

Todavía queda viva en muchos ciudadanos la imagen de un Leonel Fernández cuando en la campaña de cierre de su partido para llevar al entonces candidato licenciado Danilo Medina a la presidencia apuntaba con su dedo hacia la torre del Banco Popular, ubicada en la Máximo Gómez con John F. Kennedy, para mostrar de manera objetiva como había crecido la economía durante su gestión.

Este crecimiento era la espina dorsal de todas las prédicas que hacían los funcionarios de su gobierno en todos los medios de comunicación y escenarios posibles.

Sin embargo, el entusiasmo concitado dentro de la gente del gobierno no estaba en el corazón del pueblo. Los ciudadanos sentían que las cosas estaban malas.

Se llegó al extremo de decirse que ese era un crecimiento sólo de papel y de teoría.

Los únicos que sentían los efectos del repunte económico eran los funcionarios que se multiplicaron por varias veces el salario, que andaban en vehículos de alto cilindraje y de gran potencia, que vestían ropas finas compradas en tiendas lujosas del extranjero, que disfrutaban de tarjetas internacionales, que comían en los mejores restaurantes y que cambiaron de casa y de lugar.

Pero la gente humilde y sencilla del pueblo seguía pasando necesidades y viviendo las mismas penurias en los hospitales, en los barrios de cañadas pestilentes y soportando los mismos tediosos apagones y la falta de circulante.

Hoy las autoridades que manejan las finanzas del Estado dicen que no sólo se ha producido una recuperación de la debacle económica en que nos metió la desoladora gestión de Hipólito Mejía Domínguez sino que hoy tenemos ya un crecimiento de un cinco por ciento en estos últimos meses.

Se hacen tablas comparativas para demostrar como los productos de la canasta familiar han descendido de precios y como, también, se ha controlado la tasa del dólar.

No obstante, en medio de todo este decir ahora la encuesta Gallup-Hoy indica que el sesenta y uno por ciento de la población dice que la economía está mala.

Está mala porque no hay dinero en la calle, porque el servicio de la energía eléctrica está en sus peores momentos, porque los precios de los combustibles rompen récord en carestía, porque no hay seguridad en las calles de nuestro país, porque los hospitales son centros de mala muerte, porque nos van a imponer una carga impositiva inaguantable.

Uno tiene que preguntarse, si las cosas estuvieron malas en el primer período gubernamental de Leonel Fernández, cuando encontró unos precios petroleros favorables, un Estado con una economía lista para «despegar», un panorama internacional tranquilo, un turismo floreciente, una canasta familiar estable y una administración pública con las arcas llenas, qué no será ahora que todo apunta en contra?

Si las cosas habrán de seguir por este mismo sendero, una de dos: o esta administración deberá prepararse para enfrentar mayores focos de violencia y de manifestaciones de descontento del pueblo o deberá programarse para ver que no pasará más allá del 2008.

Muy atinadas han sido las palabras de Euclides Gutiérrez Feliz, el profesor, al pedir a la gente de su partido no empezar a justificarse con acusaciones ya fuera de contexto contra la gestión del ingeniero Mejía. Es hora de enfrenar la realidad y de buscar soluciones a esta difícil situación.

Mucho daño podría hacerse el PLD si cierra los ojos a la dura realidad en que se encuentra todavía el pueblo a un año de su gestión.

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