En octubre del año 1937 Rafael L. Trujillo ordenó matar a los haitianos que vivían en la zona fronteriza, operación que todavía se refiere con el apelativo de “el corte”. A raíz del hecho, el dictador decidió alejarse de la primera magistratura y recomendó a sus amigos y correligionarios del Partido Dominicano, votar por el binomio compuesto por los licenciados Jacinto Peynado y Manuel de Jesús Troncoso de La Concha, para presidente y vicepresidente, respectivamente. Ante tal decisión del Jefe llovieron miles y miles de telegramas pidiéndole que reconsiderara su decisión y optara nuevamente por la presidencia. Pero el gobernante mantuvo su posición.
Un año después, en 1938, como era definitiva la decisión de Trujillo de no participar en las elecciones de ese año el generalísimo recibió el 16 de agosto un mensaje firmado por prestigiosos hombres públicos que contenía, entre otros párrafos, los siguientes: “Vuestra luminosa vida de gobernante que os ha colocado en la más alta cima de la gratitud nacional, tiene en la fecha de hoy los esplendores del sol. La era de vuestro ejercicio presidencial será en el cielo de la República como la estrella polar que orientará en el futuro la vida dominicana…” Los firmantes del mensaje eran Vicente Tolentino Rojas, Manuel A. Amiama (Cundo) y Federico Llaverías.
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Pero nada… y el futuro dictador mantuvo invariable su decisión de abstenerse de participar en las elecciones de ese año, tratando de minimizar el infortunio haitiano Fue así como Peynado y Troncoso de La Concha, llegaron a ocupar la presidencia y la vice de la república, de 1938 a 1942. Dos años más adelante, en 1942, falleció Peynado, y el vice concluyó el periodo presidencial.
A continuación los primeros pasos del nuevo gobernante que en su primer decreto dispone que “el generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria, disfrutará de todos los privilegios, honores, prerrogativas y preeminencias de que disfruta el Presidente de la República; y los señores doña María de los Angeles Martínez Alba de Trujillo Molina y doña Julia Molina viuda Trujillo Valdez, esposa y madre, respectivamente, del Benefactor de la Patria, disfrutaran de los mismos honores y privilegios atribuidos a la Primera Dama de la República”, es decir, la esposa de Peynado. Y el mismo día de la toma de posesión, 16 de agosto, el secretario de la Presidencia, licenciado Arturo Logroño, expresa en circular dirigida a todos los departamentos oficiales: “El actual Gobierno se regirá por las mismas normas trazadas por el generalísimo Trujillo, según instrucciones del Honorable Presidente doctor Peynado”. Más adelante la misma circular dice: “Solo así, en la forma indicada, podremos todos los funcionarios públicos, sin excepción, seguir siendo dignos de la confianza y de la estimación del gran ciudadano que abrió para la República perspectivas y positiva grandeza y de auténtico bienestar”
Casi de una vez, días después, el 26 de agosto, le toca el turno a Ramfis, el “hijo mimado” de la ciudad capital: “Jacinto Peynado, Presidente de la República, en virtud a las atribuciones que me confiere el artículo 49 de la Constitución del Estado, en mérito a los servicios del coronel Rafael Leonidas Trujillo Martínez, dispone ascender a Ramfis al grado de general de brigada del Ejército Nacional, y en consecuencia, mando a las autoridades competentes le den posesión de ese destino, guardándole y haciéndole guardar las consideraciones que le son debidas”.
Un poco después el mandatario títere dictó sendos decretos mediante los cuales concedo “a doña María de los Angeles Martínez Alba, Primera Dama de la Republica, la condecoración de la Orden del mérito Juan Pablo Duarte, en el grado de Gran Cruz, Placa de Oro, la cual será impuesta en acto solemne por el Presidente de la Republica”.
La disposición siguiente expresa que “la excelsa matrona, doña Julia Molina viuda de Trujillo Valdez, primera dama de la Republica, ilustre progenitora del Generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria, a cuyo progreso de gobernante y de reconstructor debe el país la extraordinaria era de progreso con que hoy se ofrece al respeto y a la admiración del mundo, es un símbolo de altas virtudes domesticas que constituyen el patrimonio moral del pueblo dominicano”
La gestión de Troncoso de La Concha, que sustituyó al fallecido presidente Peynado, concluyó en 1942, año en que se modificó la constitución para llevar de 4 a 5 el periodo presidencial, lo que permitió que Trujillo gobernará dos periodos consecutivos, de 1947 a 1952, para dar paso a su hermano Héctor Bienvenido que juró hasta 1960. Pero debe notarse que durante el mandato de Negro Trujillo, su esposa, señora Alma McLaughlin no utilizó la distinción de Primera Dama.