CÉSAR PÉREZ
Al asumir su nuevo mandato, el presidente Fernández encontró una economía desvastada debido esencialmente a la quiebra dolosa de tres bancos y un proceso de incorporación del país al tratado del TLC no debidamente llevado. En el curso de la gestión, han surgido otros problemas que la han envuelto en una suerte de telaraña que obstruye su presente y amenazan seriamente su futuro, entre otros, la forma ambigua como ha tratado el tema de los bancos quebrados, el caso Quirino, el pobre desempeño en la administración de Justicia y los cuestionables incidentes denunciados en el aún inconcluso Congreso de su partido.
El comportamiento anterior gobierno frente a la quiebra de esas entidades financiera fue esencialmente determinante en el fracaso de esa gestión, la forma en que se ha comportado el presente gobierno ante ese caso se ha convertido en una de las principales causa de la decepción que de este mandato, la cual no sólo se puede percibir, sino que se ha podido medir.
El gesto del presidente de la República de visitar en la cárcel a la principal figura de los bancos dolosamente quebrados, en su breve tiempo de prisión y el hecho de que el abogado defensor de ese personaje, sea uno de sus principales aliados políticos, constituyen un factor objetivo y subjetivo que impide una definición del gobierno frente a este caso que se corresponda con el sentimiento generalizado de la población y de la presión de instituciones económicas internacionales claves, que también presionan para que se haga justicia.
Si el gobierno actúa en correspondencia con ese sentimiento, estará rompiendo puentes con un aliado de relativa poca relevancia cuantitativa desde punto de vista de su significado electoral, pero sí importante en la red de alianza con determinados poderes fácticos del país, amén de las coincidencias en el plano afectivo-ideológico y de complicidades que existen entre ese abogado y sectores del partido de gobierno, en primer lugar su presidente.
Ese rompimiento, a pesar de algunos signos que apuntarían en ese sentido, no es fácil que se produzca, dado a que el uno no quisiera abrirse otro frente de oposición más, de cara a las próximas elecciones de medio término y el otro porque sabe que el fin de esa alianza significaría su final como grupo político. Esa circunstancia constituye uno de más firmes hilos que tejen la telaraña en que poco a poco ha ido penetrando este gobierno, paralizándolo y condicionando su comportamiento frente a otros temas.
En lo respecta al ingreso en TLC, sin discutir la pertinencia o no de la integración dominicana al mismo, ha sido un proceso de integración iniciado en un gobierno que como el recientemente pasado, muchas cosas se hicieron de manera atropellada. Además, alrededor de este proceso de integración se generado un ambiente apocalíptico, manejándose la idea de que si quedamos fuera de ese tratado significaría nuestra ruina como país. Esa visión apocalíptica del tema, y los preparativos urgentes que algunos quisieran hacer para un proyecto todavía claramente incierto, se constituyen en factores que entorpecen la presente administración del presidente Fernández para que discurra normalmente.
En el tratamiento al caso Quirino, se presentan factores parecidos que condicionan una acción más decidida del gobierno para su solución. Este caso comenzó con incidentes que lo contamina en su origen, entre otros, las oscuras circunstancias en que se produce su apresamiento, las diversas relaciones de este personajes con vastos sectores de la clase política, luego la intervención de las autoridades norteamericanas en caso, que pone en entredicho la soberanía del país y las no aclaradas relaciones del personaje con funcionarios del gobierno alrededor del sonado escándalo del mobiliario del edificio de la Suprema Corte de Justicia.
Finalmente, sin que sea menos importante, el otro factor que obstaculiza la marcha de este gobierno lo constituye el hecho de no se sabe dónde están los límites entre el partido y el gobierno, una extraña versión partido/estado en un régimen de democracia electoral, vale decir en el sistema competitivo de partidos. La lucha grupal exacerbada en el contexto del Congreso partidario en curso y que ha generado los hechos escandalosos denunciados por los propios miembros de esa organización, no solamente debilita esta institución, sino al propio gobierno.
El resultado del Congreso peledeísta puede considerarse una decepción, allí se ha expresado una débil legitimidad de su dirección nacional, pues la base virtualmente ha rechazado la casi totalidad de los candidatos propuestos a la categoría de dirigentes nacionales, al escoger sólo a 4 con el requerido 33% de la votación de un total de 658. Los antiguos miembros del Comité Político pasan miembros del CC, por el simple hecho de haber sido de aquel organismo, no por la libre voluntad de la militancia.
Son estas y otras razones, lo que determinan que el presente gobierno sea percibido como atascado e incapacitado para dar salida a las múltiples demandas que se le formulan. El presidente Fernández no podrá romper esta telaraña con sola ayuda de la acción del tiempo, sino con urgentes y contundentes acciones; de lo contrario, seguirán fortaleciéndose los hilos de la telaraña en que se encuentra y no será sólo él, su partido y su gobierno quienes vivirán un definido naufragio, sino también que el estado dominicano seguirá en la lista de los estados fallidos. Tan sólido como el banco aquel.