El Gobierno está desacata´o

El Gobierno está desacata´o

Jhonatan Liriano

El gobierno del presidente Danilo Medina está desacata´o, fuera de sitio. No quiere que le hablen ni le den consejo. De aquella gestión cercana, frugal y amorosa de la que tanto predicó su Dirección General de Comunicaciones (DICOM) queda poco.

En su último año, y faltando seis meses para las elecciones generales del 2016, el Gobierno se ha destapado con unas formas de ser y hacer que distan mucho de su cuento sobre el diálogo perpetuo.

Frente a las primeras críticas y manifestaciones consistentes de protesta, la respuesta del Palacio ha sido nada más y nada menos que la violación flagrante de derechos fundamentales. Es lo que ocurre cada vez que a un grupo de ciudadanos y ciudadanas cientos de agentes de la Policía Nacional les violan el derecho a expresarse pacíficamente frente a las instalaciones del antro de corrupción conocido como Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE). Esta, como toda arbitrariedad, no se sustenta en ninguna facultad constitucional o legal de las autoridades. Pero sí se profundiza cada vez que se convoca la famosa #CadenaHumanaOISOE, porque, de manera inexplicable, las fuerzas policiales desacatan una sentencia del Tribunal Superior Administrativo que manda a garantizar y proteger las acciones pacíficas coordinadas por el movimiento Poder Ciudadano.

Al desacato le han seguido otros comportamientos asombrosos de la administración Medina, de esos que dejan ver el refajo con lujo de detalle.

Recientemente, en respuesta a las críticas que le hiciera el periodista Persio Maldonado al silencio presidencial, el ministro Administrativo y vocero político del gobierno de Danilo Medina, José Ramón Peralta, ofreció una de las declaraciones más insólitas de los últimos tiempos.  Orondo, Peralta aseguró que al presidente Medina no lo eligieron para hablar, sino para gobernar, por lo que las críticas a su escaso y controlado contacto con la prensa no tendrían justificación.

La gravedad del pronunciamiento de Peralta consiste en que se coloca del lado de quienes gustan de ejercer el poder fuera de la democracia. El empresario y político le dijo al país que la palabra, la conversación permanente del Gobierno con la sociedad no es necesaria. Entiende que todo su sistema de propaganda y su enorme estructura de relaciones públicas y cooptación de periodistas da y sobra para dirigir la nación. Pero resulta que esas formas implícitamente defendidas desde el Palacio Nacional corresponden a regímenes autoritarios, y no a los democráticos. Renegar de la palabra y del ejercicio de persuadir y convencer es dirigirse hacia su antípodas, la violencia.

Para algunos comentaristas de contrata esta disposición oficial de gobernar a seres humanos sin conversar con ellos, sin transparentar las ideas , planes y recursos, y sin responder a cuestionamientos  periodísticos no es más que una forma novedosísima y avanzada de gestión pública, que solo puede ser comprendida por unos cuantos sabios de factura. Pero desde los tiempos en que Sócrates comenzaba a discutir con Glaucón, por allá por los años 300 antes de Cristo, esta idea de gobierno está incluida dentro de las formas antidemocráticas de dirección del Estado.

La respuesta de la ciudadanía a estos peligrosos indicadores de intolerancia gubernamental debe ser la continuidad de las actividades en rechazo del robo de los recursos públicos y de la impunidad que el presidente Danilo Medina respalda con su silencio.

Aunque el Gobierno esté desacata´o y en el Palacio no les den ningún valor, ¡sigamos usando la palabra y la movilización pacífica para construir una República Dominicana para la ciudadanía y no para la delincuencia política!

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