El gobierno luce atrapado

El gobierno luce atrapado

La planificación y el desarrollo de la rueda de prensa convocada en el Palacio Nacional la noche del jueves presentan un gobierno atrapado en la crisis económica que afecta al país, presionado por la opinión pública  y que no acaba de elaborar un conjunto de propuestas para enfrentarla.

 A la vista de todos y todas fallaron las expectativas de que el presidente Leonel Fernández comenzaría a anunciar disposiciones para enfrentar los desafíos de los altos precios del petróleo y los alimentos, de la recesión internacional y del déficit fiscal originado en el exceso de gastos por la campaña electoral.

 El mandatario reconoció que no es posible una nueva reforma impositiva, pero lució que no acaba de convencerse de que tiene que declarar el país en estado de emergencia y disponer drásticas reducciones de gastos así como dar el ejemplo para inducir a toda la nación a un período de austeridad.

Presión pública  La convocatoria a la rueda de prensa se entendió como respuesta a las demandas de la opinión pública de acciones para enfrentar los problemas económicos, que no han surgido de golpe, sino que se vienen configurando desde comienzo del año.

 Se entendió que por interés electoral el presidente Leonel Fernández relegara los problemas y hasta los negara, llegando a sostener en por lo menos dos ocasiones que el país estaba blindado frente a las alzas de precios internacionales. La mayoría de los medios de opinión y del liderazgo social guardó silencio o expresó discretas inconformidades y advertencias ante el desbordamiento de gastos.

 Pero una vez proclamada la reelección presidencial, hasta los propios funcionarios del gobierno comenzaron a advertir que es imposible sostener la fiesta de las subvenciones, y progresivamente la opinión pública reclamó rectificaciones.

 El diagnóstico del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) que planteó graves desequilibrios económicos, seguido por pronunciamientos de diversos sectores del mismo empresariado,  contribuyeron a elevar el tono de los reclamos. Resaltó el comunicado de la Federación de Cámaras de Comercio y Producción donde abiertamente se culpa al gobierno por el excesivo gasto de la campaña electoral.

 Siete semanas después de concluido el proceso electoral y tras numerosas reuniones del presidente Fernández con su gabinete económico, empresarios, economistas, comentaristas y dirigentes sociales coinciden en que es hora de enfrentar los problemas. Muy pocos entienden que el gobierno convocara un seminario con un mes de plazo y que esté esperando la juramentación del 16 de agosto, tratándose del mismo presidente y vista su poca afición a cambiar su equipo gobernante.

Austeridad radical

 Los analistas de todas las disciplinas coinciden en que el gobierno tiene que aterrizar cuanto antes y que si es necesario el presidente puede convocar a las cámaras legislativas para presentar su proyecto, sin tener que esperar el 16 de agosto. Lo mismo podría adelantar la ratificación o sustitución de su equipo económico, sin esperar la formalidad del inicio del nuevo período. En muchos países aún cuando cambia el gobierno, se designa con anticipación los ejecutivos fundamentales para que empiecen a trabajar. Aquí ahora mismo hay altos funcionarios que virtualmente no mueven un brazo a la espera de definiciones sobre su continuidad en el cargo.         

 Por otro lado se cree que la situación obliga al gobierno a decretar una austeridad radical, sólo para reducir los efectos negativos del escenario internacional. «La oportunidad que se ha atribuido a la crisis es reempezar a racionalizar el gasto público, a contener el clientelismo, el tráfico y la corrupción para que no sigamos pagando un estado hipercefálico», expresaba discretamente esta semana un dirigente empresarial

 El economista Carlos Despradel llegó este viernes a plantear la supresión hasta de secretarías de Estado, y de organismos inoperantes que como el Instituto Nacional de Estabilización de Precios mantiene más de 2 mil empleados sin funciones los últimos  años. Pidió que los funcionarios den ejemplo renunciando a yipetas y restaurantes caros.

 Es bastante generalizada la  convicción de que el gobierno tiene que poner en vigencia un programa de austeridad radical y bien concreto para obtener credibilidad dados los antecedentes fallidos, el último de los cuales fue la ley de austeridad para el 2007 violada en todos sus artículos tan pronto fue promulgada.  

 El problema es que los compromisos políticos con 12 partidos y más de 600 «grupos de apoyo» para su reelección dejan al presidente Fernández con dificultades para implementar la austeridad que demanda la crisis, tanto como para reducir los subsidios que sólo en energía y gas licuado superarán este año lo destinado a educación. Por eso tras la rueda de prensa del jueves una reconocida comentarista recordó un merengue de los años setenta que preguntaba «tu sabe a que yo vine», para responder «te digo ahorita».-

Objetivo fracasado

Si la rueda de prensa perseguía ganar tiempo y calmar la opinión pública, el objetivo ha resultado fallido, en parte por las expectativas que generó su convocatoria. El jueves mientras el principal título de HOY rezaba «Cardenal reclama someter país a plan de austeridad», el Diario Libre sostenía que «LF se lanza a la ofensiva con rueda de prensa de hoy».El Día: «El país conoce hoy plan de gobierno ante crisis». En la radio y la televisión la multitud de voceros oficialistas daban por hecho que el presidente se echaría en un bolsillo a sus críticos.

 El primer fallo fue la confusión y la política discriminatoria de medios y periodistas para el encuentro de la noche del jueves. Aunque se había dicho que sería con los editores económicos, al final los de los principales periódicos  no fueron incluidos. Luego se comentó que sería con ejecutivos de los medios, pero varios, tanto de periódicos como de televisión, no fueron invitados. Mientras se discriminaba a los periodistas nacionales se privilegiaba a corresponsales extranjeros, incluyendo a un corresponsal del canal Al Yazira del medio oriente. 

 Era obvio que de haber tenido un plan para enfrentar la crisis el primer mandatario no  hubiese apelado a una rueda de prensa, sino a un discurso, medio en el que es más brillante. Desde el primer momento algunos analistas advirtieron que se buscaba ganar tiempo. Pero desde la introducción fue obvio que Fernández quería hacer una nueva disertación sobre la crisis internacional, a lo que dedicó unos 45 minutos del encuentro y cuando  formuló algunos anuncios, fue impelido por algunos de sus invitados.

 Como ya el presidente había disertado varias  veces sobre la debacle petrolera, muchos televidentes se dedicaron a otras actividades. Dirigentes empresariales y sociales llegaron a una recepción que se celebraba en la zona colonial comentando que habían dejado al mandatario «dando otra cátedra sobre precios internacionales».

Se esperaba un  aterrizaje en la realidad nacional  concreta

El presidente Fernández reconoció que el gobierno no contempla nuevos impuestos, que está obligado a un plan de austeridad  y a focalizar y reducir los subsidios. Pero eso lo han repetido una y otra vez todos los funcionarios del área económica desde que pasaron las elecciones. Un día se anuncia la supresión de un subsidio y al otro se ratifica como ocurrió la semana anterior con el gasoil de los transportistas. Esta semana el gobierno buscaba 200 millones de pesos para mantener el subsidio generalizado al pan.

 En vez de aterrizar a la realidad nacional concreta, la disertación presidencial evocó un petróleo a 90 dólares el barril y planteó un fondo de solidaridad internacional para los países pobres no productores de petróleo, cifrando esperanzas en gestiones al respecto que en el mejor de los casos tomaría meses y años y que tampoco permitiría conjurar los desequilibrios que conlleva un petróleo alrededor de 140 dólares el barril.

 Con ese  nivel de precio durante un año  y un consumo diario de 140 mil barriles, la factura petrolera dominicana pasaría de 7 mil millones de dólares, y quedaría sobre 6 mil millones descontando las facilidades crediticias que otorga Venezuela, aun si fueren elevadas de los 30 mil a los 50 mil  barriles diarios a que aspira el gobierno, según puso de manifiesto esta semana el ingeniero William Jerez en un análisis remitido desde Nueva York. Para que se entienda la dramática situación los precios actuales suponen que todas las divisas que dejan el turismo y las remesas se destinarían a pagar el petróleo.

 Por otro lado el endeudamiento con Venezuela ya comienza a crecer y dentro de un año se tendría que empezar a cubrir. El economista Henri Hebrard sostuvo este viernes en Teleantillas que esa deuda crece a razón de un millón de dólares por día. Los consumidores lo pagan, pero el gobierno lo gasta, no lo invierte para reproducirlo, lo que implica cargar para el futuro lo que se quema ahora.

 El presidente Fernández remitió para la próxima semana el inicio de las medidas correctivas, las que vinculó a un proyecto de presupuesto complementario que debe enviar al Congreso para legitimar el uso de excedentes recaudados, pero especialistas consideran que las medidas a adoptar rebasan ese límite en cuanto a monto y tiempo, pues carecerían de efectividad si se planearan sólo por lo que resta de año.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas