El gobierno olvidó a Baní

El gobierno olvidó a Baní

Semanas antes de la celebración de las elecciones del 2008, el gobierno del PLD, para asegurarse el apoyo de los banilejos anunció, y dieron el primer picazo, para iniciar la construcción del acueducto de Baní. De inmediato la empresa contratista inició los trabajos con la excavación de una larga zanja para la tubería de 12″ en la calle Duarte de la población sureña. Esa acción entusiasmó a los banilejos al ver que las autoridades se acordaban de sus necesidades.

La zanja se completó, se colocó la tubería y se reparó la calle, al tiempo que se hacía reparaciones temporales para mejorar el suministro de agua a la ciudad. Por varios meses se mantuvo a la población satisfecha hasta que, transcurridas las elecciones, los trabajos se paralizaron. Ya nadie en INAPA se acuerda de que Baní carece de agua, hasta que falten unos tres meses para las elecciones de mayo del 2010.

Baní se ha distinguido por su trayectoria de trabajo, limpieza, su carácter pacífico y su deseo de progresar, que se refleja de cómo la población, constituida por un conglomerado humano, está empeñado en superarse en sus condiciones de vida, alcanzando sus metas y llevando sus inquietudes a través de los mares hacia otros países. Se han consagrado como comunidades ejemplares, admiradas e imitadas. Los enclaves banilejos de Boston, New York, New Jersey y Orlando hablan a las claras de ese espíritu que es inoculado desde que se nace en la tierra de la Virgen de Regla.

De ahí que su carácter tan ejemplar de trabajar con entusiasmo y en paz es la excusa que adormecen a las autoridades para no ponerle la atención debida a las necesidades Baní. No existe una voz líder que se haga sentir en las alturas del poder dominicano.

Por lo anterior se olvidan que Baní carece de un acueducto adecuado a la población; por igual se debe enfrentar el peligro de las aguas del río Baní, el cual debe ser encauzado y protegidas sus márgenes con muro de gaviones y piedras. Se evitaría que ocurra una presencia devastadora del río por las calles de la ciudad, como ha ocurrido en el pasado.

Ahora mismo, con la fase final de la construcción de la dilatada ampliación de la carretera San Cristóbal-Baní, surge con fuerza la necesidad de construir la avenida de Circunvalación norte para sacar el transito sureño de las estrechas calles de la ciudad, que ya padece de los serios inconvenientes de los tapones, contaminación y riesgos para la salud de la población con el tráfico de patanas, autobuses y carros de todo tipo por las calles Máximo Gómez y Presidente Billini.

Es una lastima que Baní no tiene ese político de fuste, como los que existen en otras poblaciones, a los que las autoridades gubernamentales le ponen atención y acuden a resolverles sus necesidades y demandas. Muchas veces estas conllevan protestas airadas de las poblaciones, cuando por descuido, hurto, etcétera necesitan soliviantarse para reclamar sus derechos, para que el dinero recaudado por el fisco, se invierta correctamente, sin dilapidarlo como ocurre ahora con demasiada frecuencia para apoyar planes políticos de dominio público o sustraerlo para su peculio personal.

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