Los días de gloria del modelo de bienestar de Francia podrían haber llegado a su fin.

El gobierno socialista francés que encabeza el primer ministro Manuel Valls desmantela un sistema que brinda 52.000 millones de euros (US$66.000 millones) anuales tan sólo en beneficios familiares y se cuenta entre los más generosos del mundo.

Un fuerte déficit público y una deuda que se encamina al 100 por ciento del producto interno bruto en un plazo de dos años han dejado al gobierno sin más alternativa que atacar lo que en Francia ha sido una forma de vida durante casi un siglo.

Se trata de un tema delicado en el plano político que pocos gobiernos han osado tocar, y los intentos de privar a los franceses de algunos beneficios estatales podrían convertirse en una gran prueba para Valls, tanto en el seno de su partido como entre los votantes. El gobierno intenta defender la decisión y dice que no está desmantelando el modelo francés, sino haciéndolo más eficiente.

“No es el fin de un sistema generoso”, dijo ayer Stéphane Le Foll, vocero del gobierno. “Es el fin del gasto que no fue útil a los efectos de preservar un sistema costoso”.

Valls ha establecido sus planes: reducción de los beneficios por desempleo, recorte de las bonificaciones por nacimiento y vinculación de las asignaciones familiares a los ingresos de cada hogar, todo lo cual equivale a una reformulación de facto de las normas de bienestar de Francia. El presupuesto de seguridad social para 2015 que aprobó el Gabinete francés reduce 700 millones de euros los beneficios familiares.

Las asignaciones familiares francesas se crearon en 1930 como un sistema “universal” que evitaba de forma deliberada las distinciones de ingresos a los efectos de aumentar la tasa de natalidad. El programa ha contribuido a que Francia mantenga la tasa de natalidad más alta de Europa.

Reducción del déficit. El generoso sistema de bienestar de Francia ha tenido su precio: un presupuesto que no está equilibrado desde 1974.

“Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades durante 40 años”, dijo Valls esta semana. “Estoy convencido de que podemos recuperar el tiempo perdido”. Con las medidas planeadas, el gobierno de Valls contempla una reducción del déficit de pensiones y seguridad social a 13.400 millones de euros el año próximo, en comparación con los 15.400 millones de euros de 2014, según el presupuesto. El déficit fue también de 15.400 millones de euros en 2013.

El déficit total de Francia crecerá en 2014 por primera vez en cinco años a 4,4 por ciento del PIB y apenas mejorará en 2015, dijo el gobierno el mes pasado. El país no alcanzará el objetivo de la Unión Europea de un déficit de 3 por ciento hasta 2017.

También el crecimiento es menor que el esperado. El Ministerio de Hacienda ha reducido su pronóstico de crecimiento a 0,4 por ciento este año y 1 por ciento para el año próximo, en comparación con pronósticos anteriores de 1 por ciento y 1,7 por ciento para 2014 y 2015 respectivamente.