El Gobierno y la gran minería

El Gobierno y la gran minería

Debido a que para ser presidente eligió el camino de ponerse en manos de la cúpula del PLD y su jefe, el Presidente Medina está atrapado en un laberinto: Déficit fiscal que sobrepasa los cien mil millones, deuda externa que alcanzará a final de año los veinticinco mil millones de dólares, deuda con las generadoras eléctricas por encima de los mil millones de dólares, una deuda del Banco Central que ya supera los 256,000 mil millones y así una larga y espantosa lista.

En el otro lado, un país que lo menos que espera es un alivio, que se traduzca en presupuesto para la educación, salud seguridad social; una reactivación del aparato productivo manufacturero y agropecuario,  y una drástica reducción de la criminalidad e  inseguridad, ligadas umbilicalmente a la miserable situación en la que el modelo ha sumido a más de cuatro millones de habitantes de esta tierra; si le sumamos que el león y su pandilla está al acecho para que “su” Presidente no les quite ni un milímetro de su espacio de poder, es fácil identificar el laberinto por donde transita hoy el Presidente.

Ello significa nuevos impuestos, incumplimiento promesas fundamentales, como la educación, salud,  la seguridad social, y una larga lista.

Con un acuerdo con el FMI en la puerta, reafirmando con ello la primacía de las instituciones financieras mundiales que determinan lo que deben hacer y no hacer los gobiernos que se someten, todo parecería que los verdaderos poderes que nos aplastan no tienen “solución” (su solución) a la vista.

Pero fíjense en un detalle: Al día de hoy la Dirección de Minería ha pactado más de 300 permisos de exploración minera, principalmente oro y otros metales preciosos, el grueso de los cuales están ubicados en nuestro sistema cordillerano. Ahí está el salvamento del actual modelo; la puerta de entrada para mantener el actual modelo financiero especulador e importador; la fuente de donde piensan extraer una suma creciente de dólares para equilibrar las cuentas de un modelo que está trancado por los cuatro costados. Y los dueños del país están dispuestos, como lo han demostrado con el caso de la Barry y como lo intentaron en Los Haitises, de destruir el futuro de la nación con tal de sostener su modelo de privilegios.

Pero ello es la destrucción definitiva de nuestra Nación. La destrucción de sus posibilidades de Soberanía, no solo alimentaria sino nacional. Ese camino es opuesto por el vértice al que propugna por un país soberano y productivo; un país que coloca el agua, la productividad de la tierra, el bienestar de los ciudadanos y la Soberanía Nacional, como los bienes históricos más preciados.  

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