El golpe de Estado de 1963 (3 de 3)

El golpe de Estado de 1963 (3 de 3)

HECTOR LACHAPELLE DIAZ
Y con otros hechos que omito, por la brevedad, arribamos al sábado 24 de septiembre de 1963. Se estilaba, como ahora, permitir que los oficiales salieran a su casa de fin de semana -los que no estuvieran de servicio- desde el sábado a las 11:00 a.m. hasta el lunes a las 7:00 a.m. Al paso del día nos enteramos los oficiales conjurados que habían ciertos movimientos en las filas militares de los golpistas. Se le informa el presidente Bosch.

Este ordena llevar ante su presencia al teniente coronel Fernández Domínguez. Se dificulta localizarle pues estaba en Cenoví. Al fin se presenta ante Bosch. Es alertado y recibe instrucciones de defender el gobierno.

En la noche, en la casa del teniente coronel abogado Emilio Ludovino Fernández (Milito), el teniente coronel Fernández Domínguez tuvo una reunión con el primero, el teniente coronel de la Policía Nacional Caonabo Fernández, ambos sus hermanos, y con el capitán Lachapelle Díaz. Esta casa se convirtió esa noche en centro de acopio de todas las informaciones y de allí Fernández Domínguez impartía órdenes. No se pudo localizar a gran parte de los oficiales del movimiento constitucionalista, pues muchos estaban en el interior del país de fin de semana. Se trató el plan, ya elaborado, de hacer preso al coronel Elías Wessin y Wessin para detener la conspiración. También asaltar al Palacio Nacional.

El oficial de servicio en la «Batalla de Las Carreras» lo era el primer teniente Lorenzo Sención Silverio, quien informó de movimientos de tropas y tanques del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA). Se reciben informes de oficiales de servicio en la Base Aérea de San Isidro en el mismo sentido. Fernández Domínguez ordena a Milito Fernández y a Lachapelle Díaz dirigirse a la Jefatura de Estado Mayor del Ejército Nacional, sita en Sans Souci, donde en la actualidad está la Jefatura de Estado Mayor de la Marina de Guerra, para entrevistarse allí con el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas mayor general Víctor E. Viñas Román, quien presidía un acto en que se presentaba en el campamento «27 de Febrero» el Ballet Folklórico Nacional de México, institución cultural invitada por el presidente Bosch, con instrucciones de presentarla, aparte de  la ciudadanía en general en otro lugar, a los oficiales y soldados en ese campamento militar.

Al hablar con el general Viñas Román le expusimos de parte del teniente coronel Fernández Domínguez: que los militares conspiradores se aprestaban a dar el golpe de Estado; que pusiera bajo su mando el batallón «Francisco del Rosario Sánchez», sito en el Campamento «16 de Agosto» del Ejército Nacional para detener la trama; que preparaba a los cadetes para entrar en acción, entre otras cosas. Viñas Román expresó: «¿Pero es que acaso ustedes están locos? Díganle a Rafelito que mientras yo sea Secretario de las Fuerzas Armadas no habrá golpe de Estado en el país».

Pero el golpe de Estado no se pudo evitar y el 25 de septiembre de 1963 es una página negativa en nuestra historia.

En horas de la madrugada del fatídico día, Fernández Domínguez envió este mensaje al presidente Bosch, quien ya sin mando constitucional, permanecía en su despacho del Palacio Nacional:

«Estamos listos para asaltar el Palacio Nacional, somos doce oficiales nada más pero cumpliremos nuestro deber. Pedimos, sin embargo, que se le informe al Partido Revolucionario Dominicano, a fin de que desate una huelga general».

Estos oficiales eran, en orden de rango: teniente coronel Rafael T. Fernández Domínguez, mayor Roberto A. Cabrera Luna, capitanes Héctor E. Lachapelle Díaz, Rafael A. Quiroz Pérez y Fernando Cabral Ortega, primeros tenientes Geraldo A. Brito y Brito, Berto G. Genao Frías, Ernesto González y González, José R. Jiménez Germán, Lorenzo Sención Silverio, Freddy Piantini Colón y Marino A. Almánzar García.

Juan Bosch ofrecería este testimonio el 19 de mayo de 1979:

«Con la misma persona que había llevado el mensaje, la señora del Ministro Alba de Moya, le mandé decir al coronel Fernández Domínguez que un ataque hecho al Palacio Nacional con doce hombres era un suicidio, que esa acción no conduciría a nada positivo, pero no quise referirme a su solicitud de pedirle al PRD que desatara una huelga general, cosa que no podría llevarse a cabo porque el PRD no tenía ni los contactos ni la autoridad necesaria sobre las pocas organizaciones obreras que había entonces en el país». (2).

El mismo día del golpe fueron hechos prisioneros, luego cancelados, un grupo de oficiales del Ejército, por el hecho de ser contrarios al derrocamiento de Bosch y por sus ideas de capacitación y adecentamiento de las Fuerzas Armadas. Fueron arrestados, algunos, en los lugares donde fueron «desparpajados».

Fernández Domínguez fue designado Agregado Militar a la Embajada de la República Dominicana en Madrid. También fueron cancelados los oficiales de planta de la Academia Militar de las Fuerzas Armadas Batalla de Las Carreras, aquellos que constituían la Plana Mayor del teniente coronel Fernández Domínguez para los fines de la defensa de la constitucionalidad.

Un numeroso grupo de los conjurados cancelados de su posición de oficiales de las Fuerzas Armadas, formó lo que se conoce como «Los Muchachos de la Bomba», porque se reunían en una estación de expendio de gasolina que, inmediatamente cancelado, administraba el ex-capitán Lachapelle Díaz, propiedad de su cuñado Bolívar Bello Veloz.

En octubre, estando ya el profesor Bosch en el exilio, los depuestos miembros de la Cámara de Senadores y de la Cámara de Diputados, mayoritariamente miembros del Partido Revolucionario Dominicano, convocaron una asamblea, resultando electo Presidente Provisional de la República al doctor Juan Casasnovas Garrido, para ejercicio de esas funciones mientras estuvieran ausentes el presidente profesor Bosch y el vicepresidente doctor Armando González Tamayo. A esta salida política se denominó «la formula Casasnovas».

Se necesitaba apoyo militar para esta nueva empresa. Los militares constitucionalistas que fueron cancelados, ya formándose como Los Muchachos de la Bomba, darían de nuevo un paso al frente hacia la legalidad y estarían en horas de la madrugada al final del mes de octubre en Santiago, para asaltar y tomar la Base Aérea de allí en combinación con el comandante de la misma, coronel piloto Danilo Simó Canó, y desde allí hacer un pronunciamiento en contra del gobierno de facto El Triunvirato.

Asistieron a esa cita de historia constitucionalista, entre otros: el ex-general de brigada piloto Santiago Rodríguez Echavarría (Chaguito), el doctor Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho) y R. Fortunato Canaán. Allí, cubiertos por las sombras de la noche, en la cerca de alambre en la parte norte de aquella base aérea, a descubierta, con las armas en las manos, entre matorrales, sin temor a los perros que furiosamente ladraban por doquier, decían presentes los ex-oficiales Lachapelle Díaz, Quiroz Pérez, González y González, Sención Silverio, Jiménez Germán, Brito y Brito y otros. Este plan fracasó por una delación. Oculto como estaba el doctor Casasnovas, fue descubierto por agentes del régimen de facto, detenido y expulsado hacia Puerto Rico.

En noviembre de ese mismo año, el Héroe Nacional Manolo Tavárez Justo y un grupo de Mártires se irían «a las escarpadas montañas de Quisqueya» a luchar, armas en manos, por el retorno a la constitucionalidad, movimiento armado que también fracasó, muriendo Manolo y muchos de sus compañeros que establecieron focos guerrilleros.

Del 25 de septiembre de 1963 al 24 de abril de 1965 fueron tiempos muy difíciles, gobernado el país por el gobierno de facto El Triunvirato, período en que no desmayamos, trabajábamos día y noche en los aprestos organizativos para reponer en el poder al profesor Juan Bosch y la restauración de la Constitución de 1963, siendo el teniente coronel Miguel A. Hernández Ramírez quien encabezaría los planes trazados, decisión tomada por el teniente coronel Rafael T. Fernández Domínguez, a quien las autoridades ilegítimas mantenían fuera del país.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas