Basada en la novela El Graduado, de Charles Webb publicada en 1962, El Graduado llega al cine y se convierte en un clásico, que lanza al estrellato a Dustin Hoffman, al compartir protagonismo con Anne Bancroft. Luego la novela de convierte en obra teatral.
La puesta en escena dominicana, dirigida por Iván García, es inteligente, fiel a la novela, tomando distanciada un tanto de la película, aunque la referencia es inevitable, aporta desde el punto de vista escénico, soluciones verdaderamente originales y prácticas haciendo uso racional y conveniente del espacio, para crear a partir de una escenografía base, los distintos ambientes. Los diseños de Felipe Fernández del Paso, son atractivos y dan una connotación de modernidad a la obra.
El director con respeto absoluto del texto, propicia la teatralidad a partir de los actores los que, al incorporar sus propias vivencias y recursos actorales, dan a la obra visos de originalidad. El argumento de todos conocidos, – el joven seducido por una mujer madura- podría disminuir en el espectador la expectación, la resolución de la trama en base a múltiples escenas, el ritmo y las actuaciones, captan la atención del público sin que decaiga el interés.
Más allá de la seducción de la mujer neurótica y alcohólica con sus propias carencias, el joven hasta ahora ingenuo, está atrapado en la confusión, percibe la frivolidad de la familia y su entorno, -tiempos de hippies y cuestionamientos- y justo el día en que los padres celebran su graduación, se siente como bufón de corte. La llegada de la mujer -amiga de sus padres- cambiará su vida,
La conocida artista argentina, Fedra López, -la señora Robinson- se siente a gusto con su papel, le encaja; hay picardía y sensualidad en su accionar, gracia en la entonación y perfecta dicción. Alexander Pimentel, el joven graduado, logra el protagonismo, domina la escena, maneja las transiciones, es un actor orgánico, veraz, auténtico, de gran futuro. Exmin Carvajal, y Yamilé Scheker son los padres del graduado, ambos con actuaciones un tanto farsercas, logran la hilaridad. Héctor Then, – el señor Robinson, luce tímido.
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El desnudo
El recurso del desnudo despierta el morbo, lo artístico del mismo envuelto en penumbras, frustra a algunos que tendrán que conformarse con la visión de la stripper Rosene Jerez, hermosa y provocativa. Pasión, hastío y amor, rompimiento y libertad, son las claves de esta provocativa tragicomedia. Los cuatro pequeños papeles: el recepcionista, el Barman -un hippie-, el psiquiatra y el cura, captan la atención. La clave, el actor Iván García.