Seamos asalariados o emprendedores, para alcanzar nuestros objetivos financieros y muchos de nuestros objetivos de vida tendremos que gestionar tres riesgos fundamentales.
El primero de ellos es el riesgo salud, y consiste en la probabilidad de que una situación de salud nos afecte a nosotros o a algún miembro de nuestra familia. Este riesgo poderoso como es, y sin que sea posible eliminarlo del todo se mitiga, como bien sabemos, con los seguros de salud.
Otro riesgo fundamental es el riesgo operativo, el cual consiste en la probabilidad de que nuestra fuente de ingresos sea salario o empresa deje de ser viable y desaparezca. Con este riesgo lidiamos cuidando nuestra fuente de ingreso esto es, manteniéndonos competitivos como empleados o empresarios o bien, estableciendo alguna estrategia de diversificación del ingreso. El tercer riesgo fundamental es el riesgo flujo de caja. Cada vez que nuestras entradas o salidas de efectivo experimenten alguna fluctuación inesperada, estaremos sintiendo los efectos de este riesgo. Todos enfrentamos este riesgo, y sin embargo a diferencia de lo que sucede con los riesgos salud y operativo, que son conocidos, temidos y gestionados muchos de nosotros ni siquiera estamos conscientes de su existencia. Por el contrario, estamos acostumbrados a tomar decisiones de consumo e inversión que no necesariamente armonizan con el ritmo y las fluctuaciones de nuestra caja.
¿Cómo se enfrenta este riesgo? Construyendo colchones de liquidez que amortigüen el impacto de las variaciones que inevitablemente se presentarán.
Zoom
El crédito como anestesia
La facilidad de acceso al crédito y su sobreabundancia contribuyen para que vivamos ajenos a este riesgo. Para comprobar qué tan anestesiado e insensible al riesgo del flujo de caja estás viviendo, hazte la siguiente pregunta: ¿cuáles consumos estás cubriendo con tu ingreso activo de este mes? ¿Los de este mes, los del mes anterior, o, incluso, los de un mes aún más anterior?