“EL GRAN GASTBY” un musical espectacular

“EL GRAN GASTBY” un musical espectacular

La novela del escritor norteamericano Scott Fitzgerald “El Grand Gatsby”, considerada la mejor del pasado del siglo en su país, ha sido llevada al cine con gran éxito y luego convertida en un musical.

Luis Marcell Ricart director general, asume un verdadero reto quizás el más osado de su carrera, con la puesta en escena de este demandante y complejo musical, en el que tras la música el canto y la danza, subyace un drama, la historia de Gatsby, personaje enigmático, joven de origen humilde que tras el regreso de la guerra, se convierte en un millonario cuya fortuna tiene una dudosa procedencia; pero la gran obsesión de Gatsby es Daysi su antiguo amor, a la que encuentra luego de cinco años de ausencia, casada con el arrogante millonario Tom Buchanan.
La tarea de llevar al plano tridimensional de la escena, la literatura de Fitzgerald, sin que pierda su esencia, conciliando cada una de las partes de ese todo fascinante que conforma el musical, es el gran logro del director, y para ello dispone de una parafernalia espectacular que le proporciona la tecnología moderna, permitiéndole recrear con múltiples escenas, la época de los locos años veinte y la euforia del jazz, dentro de una sociedad marcada por la agitación y el exceso.
Al igual que en la novela el musical utiliza la figura del narrador, especie de hilo conductor que cuenta en primera persona, la historia de la que ha sido parte; fascinado por el boato, Nick Carraway es un optimista, condición que se desvanece con el transcurrir de la trama, y que le permite al actor Roger Manzano, dar muestras de gran histrionismo y sensibilidad.
La figura principal, Gatsby, encarnada por Carlos De la Mota, es fiel al personaje dubitativo creado por el autor, el actor, da muestras de su gran potencial dramático, a lo que se adiciona una presencia escénica cautivante. Zeny Leyva, interpreta a Daysi, logrando la perfecta imagen de la joven atractiva y ligera, esposa de Buchanan que se debate entre el amor de ayer y el de hoy. Consigue buenos momentos en sus partes cantadas.
El actor Mario Arturo recrea con buena dosis de histrionismo al altivo y altanero Tom Buchana. La versátil Karoline Becker, es la viva estampa de la mujer disoluta de aquellos años, su interpretación de Jordan Baker, la amiga de Daysi, se decanta en la afectación de cada movimiento, de cada frase. Francesca Yarul, como Myrtle Wilson, esposa y amante, consigue los mejores momentos líricos. Una actuación muy convincente es la de Luis del Valle, intérprete del mecánico George Wilson, quien desencadena la tragedia. No podemos dejar de mencionar todos aquellos que en sus pequeños momentos dan vida a este musical, Laura García Godoy, Jean Cortés, Michelle del Villar, Katyuska Licairac, Alex y una figura que deja su impronta no importa cuán efímera sea su actuación, Eduardo Villanueva.
El prólogo tierno, embellecido con la plasticidad de los movimientos de los danzantes, nos introduce a ese cosmos extravagante que marcó toda una época. La música es parte consustancial del espectáculo, donde el jazz protagonista, se mezcla con piezas contemporáneas. El punto más alto de este musical son las partes danzadas, los magníficos bailarines que conforman el grupo, definen cada estilo, muestran sus destrezas entre el jazz y el hip-hop, el ritmo, el movimiento embriagante, los desplazamientos lo llenan todo, la creatividad coreográfica de Gracielina Olivero se manifiesta una vez más.
La escena de la muerte de Gatsby visualmente es impresionante. El epílogo nostálgico, reflexivo, cierra una noche espectacular. Aun sin música en vivo, El Gran Gatsby es uno de los mejores musicales llevados a escena en nuestro país.

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